El descanso para un deportista de élite es sagrado, sobre todo la noche antes de una competición. No obstante, la saltadora brasileña Ingrid de Oliveira decidió pasar la velada anterior a su debut en los Juegos Olímpicos de Río con el remero Pedro Gonçalves.

El encuentro íntimo entre ambos jóvenes provocó la ira de la compañera de salto de Ingrid, Giovanna Pedrosa. Como el remero no podía disponer de su habitación de la Villa Olímpica se dirigió al cuarto de la deportista, pero Giovanna se negó rotundamente a dejarlos solos. Quiso convencer a su compañera de que lo apropiado era descansar para afrontar con fuerza la competición del día siguiente.

Las chicas acabaron gritándose y peleándose y finalmente, Oliveira tuvo su noche de pasión con Gonçalves. Al día siguiente, la actuación del dúo brasileño en los saltos fue lamentable, obteniendo el último puesto de la clasificación, a pesar de haber llegado a la prueba con grandes posibilidades tras haber conquistado la plata en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015. Tras su fallida actuación, la pareja decidió no seguir compitiendo junta.