El español Carlos Coloma logró ayer la presea de bronce en la prueba de mountain bike de los Juegos Olímpicos de Río 2016 y, con su bronce, elevó definitivamente hasta las diecisiete el número de medallas final de la delegación española en Brasil

El riojano, 28º en su debut olímpico en Pekín 2008 y sexto clasificado en Londres 2012, cruzó en tercer lugar la línea de meta por detrás del suizo Nino Schurter y el checo Jaroslav Kulhavy, quienes se mostraron inaccesibles en la prueba disputada en el circuito de Deodoro, situado a 43 kilómetros del Parque Olímpico de Barra.

El vigente campeón del mundo y nuevo campeón olímpico firmó un registro de 1.33:28 que resultó inalcanzable para su gran rival y defensor del título, Jaroslav Kulhavy (1.34:18).

Los dos mantuvieron una lucha encarnizada a lo largo de la temporada y ambos se postularon al trono olímpico en la ciudad carioca tras desenganchar al español. Ese pulso cayó esta vez del lado del suizo.

La lucha de Coloma, quien pronto se reivindicó como el único español con opciones de podio, fue otra. Con el francés Maxime Marotte justo por detrás, el riojano cedió en el pulso por el oro y se fijó como nueva meta el bronce.

Su buen momento de forma y confianza le permitieron sostener hasta el final de las siete vueltas a un circuito de 4,85 kilómetros un ritmo sostenido al que no pudo responder el corredor galo en el momento definitivo.

En las postrimerías de la prueba, el español, que se santiguó dos veces justo antes de iniciar la última vuelta al trazado, construyó una cómoda renta que le permitió llegar a la meta con un colchón de diez segundos sobre Marotte (1.34:51 por 1.35:01).

Carlos Coloma rubricó la conquista del bronce con pases de toreo a su llegada. Ese fue el final para la delegación española en Río de Janeiro, con un botín total de diecisiete metales.

Esta presea no solo es el segundo metal que logra el mountain bike español en su historia sino que supone un auténtico oro para un biker que, por encima, de muchas dificultades creía que el de ayer sería su día, y lo fue.

Carlos Coloma (Albelda de Iregua, La Rioja, 1981) lleva encima de la bicicleta dos decenios, los primeros años "indeciso" entre continuar con un brillante porvenir en las pruebas de carretera o el decantarse por lo que le gustaba más, "galopar" por caminos, entre piedras y obstáculos. Pero siendo juvenil tomó una decisión y prácticamente desde entonces se empeñó en ser uno de los mejores del mundo. Lo ha logrado.