¿Qué ha pensado en el momento de ponerse ante la línea de tiros libres?

Me he imaginado con mi entrenador, trabajando todos los días este tipo de lanzamientos. Tiro muchos tiros libres para llegar a estos momentos y afrontarlos con confianza. Luego puedes anotar o fallar, pero la confianza la tenía. Sabía lo que he hecho durante toda mi vida, que es quedarme todos los días de entrenamiento a tirar... Estaba convencido de que eso me iba a dar la seguridad necesaria para hacerlo bien. Y así fue.

¿Y cómo fueron los instantes después de conquistar el bronce olímpico?

Después de la tensión llegó la relajación. Y la felicidad. Para nosotros fue un partido muy bueno, diría que memorable. Fue muy difícil atacarles y defenderles, pero supimos volver a nuestra mejor versión después de vernos otra vez por debajo en el marcador. Ganar así sabe muy bien.

El país entero siente orgullo de una selección de baloncesto como la que ha dado esta generación. No solo por sus resultados, sino también por los valores que representa y la ambición que transmite. ¿Qué supone para usted estar en este equipo?

Esta es una generación de oro y tengo la suerte de haberme enganchado a esta gente, que es muy competitiva y muy buena. Lo han ganado todo. Para mí es un orgullo estar entre ellos y poder representar a España. Estoy con los mejores de mi país, que es lo que siempre soñé. Y ganar medallas es un sueño hecho realidad.

¿Cómo es el equipo, este vestuario por dentro?

Es una pasada. Para mí es un privilegio enorme coincidir con estos cracks que compiten así de bien con sus clubes y con la selección. Es una generación extraordinaria. Con mi edad es un orgullo estar con ellos y haber ganado tanto. La generación del 80 ha marcado el camino y para nosotros ha sido más fácil poder seguirles.

Hábleme del último partido. ¿Llegó a temer que se quedaran cuartos?

Fue una final por el bronce muy, muy sufrida. En el primer cuarto teníamos sensaciones mejores de las que el resultado iba dando. Fue complicado, pero lo sabíamos. Ellos venían de un partido muy malo contra Serbia y eso era peor para nosotros. Estaban heridos y eso se notaba.

¿Este bronce sabe a oro?

Sabe a mucho. Es verdad que todos veníamos a ganar el oro, como vamos a todos los campeonatos que disputamos. Por el equipo que tenemos y por lo que hemos ganado, pienso que debemos aspirar siempre a lo máximo. Pero las circunstancias se dan de una manera determinada y después de la derrota contra Estados Unidos, que era el gran favorito, lo máximo a lo que podíamos aspirar era a la medalla de bronce. Y ganarla de esta manera es algo muy grande.

¿De quién se acordó en el momento de subir al podio?

Me he acordado de todos los días que voy a casa fastidiado y mi mujer me manda al carajo (risas). Me he perdido un montón de cosas en el proceso de crecimiento de mi hija, así que no podía permitirme quedarme sin medalla. De hecho, no me imaginaba fuera del podio.

Ha sido una concentración tan larga como difícil. ¿Cuáles fueron los peores momentos en estos días en Río de Janeiro y cómo los superaron?

Evidentemente no fue fácil la situación tras perder dos partidos seguidos. Llegas a Río y te pones 0-2. Pero las situaciones similares que se habían dado en campeonatos anteriores nos sirvieron de mucho. Uno es mejor cuando es más experto. Y desde la unidad y la confianza en nosotros mismos supimos salir adelante. Ahora es el momento de disfrutarlo, de tener unas vacaciones felices y de estar con la gente a la que más queremos.