¿Cómo se siente después de verse ya tras varios días con la plata olímpica de Río 16 colgada en el cuello?

Creo que todavía nadie se lo cree. Al menos, creo que aún no somos conscientes de lo que hemos conseguido. Lo que todavía nos dura es esa alegría en el cuerpo y en las caras de todas se puede ver lo contentas que estamos.

Entonces, el proceso de comprensión de lo logrado todavía continúa.

Es eso, todavía estamos en ello. Es algo que hemos hablado todas las compañeras de la selección, todo ha pasado muy rápido. De repente estábamos en el preolímpico de Nantes; poco después llegamos a la concentración en Madrid y luego en Río. Desde que llegamos a Brasil las cosas fueron mucho más rápido. Hemos disfrutado tanto que casi no nos hemos dado cuenta. Los últimos días han sido los más intensos.

¿Qué recuerdos le llegaron en cuanto subio al podio en el Carioca Arena de Río?

Pues me acuerdé que pensé en cuando era pequeña y empecé a jugar en Agüimes, en una época donde no me tomaba el baloncesto muy en serio. Además de mi familia, también de mi primer entrenador, José Miguel Valentín [fallecido en un accidente de tráfico]. Él fue el que me enganchó al baloncesto y me ayudó muchísimo a subirme al podio.

¿Cómo han vivido el apoyo de la gente estos días en Río? España se ha volcado con ustedes durantes estas semanas.

Siempre hay apoyo, siempre hay gente que te sigue allá donde estés, pero en Brasil ha sido muchísimo, a lo grande. En todas las redes sociales, cada cosa que subíamos, cualquier imagen, la gente se volcaba, estaba ahí. Eso te ayuda a saber que tienes mucha gente detrás, que está siguiendo los partidos y la evolución del equipo. Es un apoyo moral importante. Estamos encantadas que la gente se vuelque con nosotras.

Entre ellos la selección masculina de baloncesto, que se colgó el bronce un día después que ustedes.

Sí, vinieron a vernos un par de partidos y nosotros a ellos igual. Al final hicimos piña. Íbamos a comer con ellos o bajábamos a desayunar y nos los encontrábamos. Estaban un piso encima nuestra. Nos dimos ánimos mutuamente y eso ha sido importante.

La canasta sobre la bocina de Anna Cruz en cuartos, la semifinal ante Serbia, tus minutos en la final, el gran partido que realizó ante China, la subida al podio... ¿Con qué momento se queda?

Todos han sido muy especiales, pero me quedo con la canasta de Cruz. Fue un momento que tuvo de todo. Nos habían metido una canasta y parecía que nos íbamos a la prórroga. Ella se reorrió el campo, lanzó y anotó. Fue un churro, ella lo dice, el balón se le escurría de las manos, pero lo metió. El banquillo reventó y todos explotamos. Fue uno de los mejores momentos del campeonato.

¿Espera que el balocesto femenino encuentre un empujón tras este nuevo éxito de la selección española?

Jugadoras y talento hay. Otro tema es cómo está la Liga Femenina, que creo que merece estar mejor. Ojalá ayudara a levantar el nivel de la liga y las jugadoras podamos tener la opción de quedarse en casa y que la gente pueda disfrutar del baloncesto nacional.

Más allá de la medalla y la competición ¿cómo ha sido el resto de la experiencia olímpica en Río 16?

Es un mundo diferente, un mundo solo de deportistas. Todos van a lo mismo, con la misma ilusión y el mismo espíritu. Una de las cosas que más me gustó fue el intercambio de pines. Cada una llevábamos unas insignias de cada delegación e intentábamos conseguir los máximos posibles. Son pequeños detalles que dan mucha vida a la Villa Olímpica y te hace que la estancia sea más amena. Lo echaremos de menos, estoy segura, sobre todo porque no sabes si será algo que podrás volver a vivir desde dentro.

Mirando al futuro, Gran Canaria se ha postulado como una de las posibles sedes para acoger el Mundial 2018. ¿Se imagina dentro de dos años poder jugar un torneo con la selección aquí?

Ojalá, sería muy bonito. A toda jugadora le encantaría jugar en casa, con su gente cerca. Ojalá pudiéramos tener una oporunidad como esa, con toda nuestra gente apoyándonos. Sería un buen impulso para nuestro deporte.