Después de perder un miembro, muchos de los que han pasado por esa terrible experiencia siguen sintiendo como si todavía el miembro estuviera unido al cuerpo. La sensación de realidad que experimentan es tan grande, y la percepción del miembro tan absoluta que es frecuente que los afectados por el síndrome del miembro fantasma traten de bajar de la cama con su pie amputado, o de asir una cartera con la mano cercenada y ya inexistente.

De las muchas sensaciones que perciben los mutilados, sin duda la más frecuente es la de un dolor, muchas veces insoportable, acompañado de punzadas, calambres y quemazones varios, que no sólo no desaparecen a los días o semanas de la amputación, sino que pueden persistir durante muchos años. El origen de este sorprendente engaño de la mente, de este truco fisiológico, no es aún bien conocido. Algunos neurólogos atribuyen el fenómeno a los nervios cercenados que han quedado en el muñón y que forman los llamados neuromas. Para otros, la fuente verdadera de los miembros fantasmas está en la médula espinal, o incluso -ésa es una propuesta médica más reciente- en el cerebro y su chiripitifláutica capacidad para creerse lo que le da la real gana.

Por eso, yo me apunto sin dudarlo al origen cerebral del asunto. No podría explicarse de otra manera la dolorosa y fantasmal pervivencia de -por ejemplo- el miembro Saavedra en el PSOE canario. Parece que los picores y escozores que produce en el cuerpo de su partido son tan pero tan agudos, que no sólo tiene a López Aguilar rascándose todo el día, entre Estrasburgo y Bruselas, sino que incluso me dicen que hasta Zapatero siente un extraño y fantasmal hormigueo saavedrino cada vez que piensa en cómo se le está quedando el PSOE canario, que hasta los presidentes socialistas de Cabildo andan de hervor en hervor.

Pero esto de los miembros fantasmas no es sólo cosa de la izquierda. A los efectos, es lo mismo que la pérdida sea en la diestra que en la zurda. Pregunten si no a José Manuel Soria por las veces que ha tropezado con la prensa al bajarse de un comité regional, pensando que Larry aún andaba por allí, resolviendo y poniendo orden. Estoy seguro de que Larry le duele a Soria más de lo que Adán Martín -otro miembro cercenado- le pica a Rivero. Pero si lo del miembro fantasma tiene una lectura política obvia, es en el caso de Guillermo Guigou y Ángel Isidro Guimerá, que decidieron sacrificar la mano derecha para obsequiar a Zerolo con ella, y se la cortaron con el filo de un burofax. Pero cada día que pasa les escuece más Odalys Padrón. Porque una cosa es tener el miembro amputado, que ya vale, y peor aún que la amputación se convierta en imputación. Ese sí que debe doler. Mucho.