Tras la ruptura del diálogo social producida el pasado fin de semana, este lunes se reanudó la controversia política suscitada por la actitud del gobierno de Zapatero y en mucha menor medida de sus aliados los sindicatos UGT y CC OO, que han visto que sus argumentos -sobre todo los del presidente- eran rechazados "por la otra parte contratante", la patronal CEOE y los líderes del PP, de manera unánime y coincidente.

La CEOE sigue mostrándose confiada en que volverá a producirse, concluidas las vacaciones de agosto, el regreso a esa mesa de diálogo, pero sin condiciones previas ni "líneas rojas" que respetar. Es decir, abordando el grandísimo asunto de la reforma del mercado laboral, de modo que la contratación de los hoy parados pueda acometerse con mayor facilidad y efecto, y se supone que con más ventajas para los empleadores. Y por parte de Rajoy y de Aguirre se han dirigido descalificaciones de grueso calibre contra el presidente Zapatero.

El primero lo considera incapaz de hacer reformas y lo hace directamente responsable de la ruptura del diálogo. Rajoy llega a atribuir al presidente una campaña contra las empresas. La segunda no ha dudado en llamar a José Luis Rodríguez Zapatero prepotente, sindicalista retrógrado y piquetero...

Desde el PSOE, sólo la voz de José Blanco, que regresa a su anterior condición de secretario de organización y portavoz, al sostener que la postura patronal descubre la agenda oculta del PP. El Gobierno insiste en que hay una mayoría amplia de empresas que discrepan de la patronal. Gobierno y sindicatos acusan a la patronal de haberles engañado, todo ello a la espera de que la cúpula de CEOE cierre filas con Díaz Ferrán, tras el ataque de Zapatero.

Todo ello sucede el mismo día en el que se hacen públicos los datos de la encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) sobre intención de voto, que permiten decir al portavoz del PP, González Pons, que este partido empieza ya a verse instalado en el Gobierno que decidirán los ciudadanos en las siguientes elecciones, en 2012 si no se produce un adelanto del que Zapatero no parece partidario. La encuesta arroja una ventaja de 1,2 puntos a favor del PP, y hay coincidencia en apreciar que la crisis tiene la culpa del descenso de imagen del partido gobernante. Es la primera vez, desde que Zapatero accedió a la Moncloa, que el PP logra una ligera ventaja sobre el PSOE en intención de voto. Y aunque la distancia de las urnas no es todavía muy grande, no deja de ser un serio aviso a los socialistas, que observan con sorpresa que el escándalo Gürtel, que ya afecta a un centenar de cargos del PP, no supone al partido de la oposición merma en sus posibilidades electorales, como no la supuso en las elecciones al Parlamento Europeo ni tampoco en las gallegas y vascas del pasado marzo.

Claro que es prematuro lanzar al vuelo las campanas de una victoria electoral. Pero no hay duda de que la moral de victoria avanza en el seno del Partido Popular, por más que la imagen de su máximo líder no termine de merecer el aprobado, y siga por debajo de la puntuación de Rodríguez Zapatero.

Así va a cerrarse el curso político, tenso y desapacible, que hemos tenido en los meses pasados. Pero todo el mundo piensa ya en septiembre. Empezando por la patronal, que parece muy deseosa de regresar a la mesa del diálogo social.