La foto que ilustra esta croniquilla, defectuosa porque es bastante antigua, rememora la visión de una casa, la popularmente conocida como "de los picos" en San Roque, que fue una referencia y seña de identidad de aquella parte de la geografía urbana. Hasta hace unos años -¿veinte, treinta?- era fácil contemplar desde abajo la estampa de aquella casa solitaria rematando lo más alto de la loma de aquel barrio. Pero incomprensiblemente, a pesar de estar incluida en el Catálogo Municipal de Edificios Protegidos, el ayuntamiento autorizó una construcción que ocultó la "casa de los picos" dejándola medio "invisible" pues sólo se contempla el remate de los tres picos.

La "casa de los picos" -que en realidad tiene cinco- la construyó en 1869 el cura catalán organista de la catedral Luis Rocafort Yllas para lo que pidió al ayuntamiento un año antes la cesión de un solar junto al molino de viento que allí existía y que le fue concedido por el alcalde Antonio López Botas siendo secretario Prudencio Morales. Y aunque el primer boceto realizado por Ponce de León (uno de los llamados popularmente "tracistas", o trazadores, que dibujaban proyectos en la época a falta de arquitectos), con un frontis de carácter ecléctico con ornamentación neogótica, quien dirigió la obra y materializó un alzado con líneas y adornos más sencillos para hacerlo más asequible al trabajo y a los materiales fue el maestro mayor de obras Francisco de la Torre (según María de los Reyes Hernández) que, sin ser arquitecto, proyectó numerosos edificios en la ciudad que fueron aprobados por el ayuntamiento. El proyecto de Ponce de León era originariamente de una sola planta alargada horizontal pero de la Torre, acaso por indicación propia o de Rocafort, le añadió en el centro un segundo piso haciéndolo culminar en la cubierta con los tres frontones triangulares más simples, respetando los dos a los lados en la más baja, evidentemente los cinco con menos decoración que los trazados por Ponce que según se ha transmitido reproducía las líneas del frontis del órgano de la catedral de la que era organista el cura catalán. La tradición popular convirtió los frontones en "picos" y así fue como la llamaron desde el principio la "casa de los picos".

Luis Rocafort, nacido en Gerona en 1827, llegó a Las Palmas como organista en 1861 y fue quien recomendó al cabildo catedral la necesidad contar con un nuevo instrumento que ya aparece terminado en 1862 tocándose por primera vez en la Nochebuena de aquel año aunque la inauguración oficial tuvo lugar en febrero de 1863. La actividad musical de Rocafort por Las Palmas, que no vamos a reiterar en este breve espacio, ha quedado recogida en numerosas fuentes escritas y documentales. Por ejemplo, se sabe que daba clases de piano en el Seminario y en una casa de la calle Triana donde se le supone residiendo antes de su traslado a la "casa de los picos"; que vendía libros de música y hasta pianos. Hizo sus pinitos en la composición y en esta faceta llevó al pentagrama, entre otras cosas, la música de un himno a la Virgen de Guía, cuyo original conservaba mi paisana Mercedes Gloria Bautista que, cuando me dio una fotocopia, prometió regalarnos la partitura para que figurara en nuestro archivo particular sobre la historia de Guía y que en la actualidad debe conservar su hijo, tras el fallecimiento repentino de aquella.

Nada conocemos de la sucesiva propiedad de la casa después de Rocafort porque nada aparece al respecto en el Registro de la Propiedad. Según Alzola, en los últimos años de su actividad en la catedral utilizaba en sus viajes desde San Roque una tartana y que se jubiló como en 1890, falleciendo poco tiempo después, seguramente, fuera de la isla pues no aparece su partida de defunción en el libro de San Agustín (1890-1904). Lothar Siemens cree que su óbito se pudo producir tal vez en su Cataluña natal pues en Barcelona tiene rotulada una calle, según el callejero de aquella capital.