Se dice que la educación es la institutriz del crecimiento económico: si enseñas bien a los trabajadores del futuro, ellos estimularán la economía. Por eso no es una sorpresa que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) quiera descubrir cómo funcionan los sistemas educativos de sus países miembros y de otros países. Lo hicieron en el año 2000, en el 2003, en el 2006 y en el 2009. España nunca superó la media. El pasado día 7 de diciembre salió el informe PISA 2009. PISA es el acrónimo de "Programme for International Student Assessment" o Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes, una estupenda cartografía que mide el rendimiento de los alumnos de 15 años en áreas claves como lectura, matemáticas y ciencias. Se ha utilizado una muestra representativa de estudiantes en 65 países (los 33 miembros de la OCDE y 32 países asociados) para comparar las habilidades que suministra cada sistema educativo. El estudio evalúa la capacidad de los alumnos para aplicar los conceptos que han aprendido durante su escolarización (competencias) y no asignaturas ni materias concretas. La muestra española está formada por 910 centros y ha contado con la participación de 27.000 alumnos.

Corea del Sur, Finlandia y Singapur son los países con los mejores resultados globales con más de 540 puntos cada uno (sobre un máximo de 600). España ocupa el lugar 33 sobre los 65 países evaluados. La nota media de la OCDE es de 496. La nota media de España es 482, por debajo de la media de la OCDE y de todos nuestros socios europeos. En España, las CC.AA. de Castilla-León, Madrid, Navarra y la Rioja ocupan los puestos de cabeza con más de 500 puntos cada una. Globalmente y en comprensión lectora, Canarias (que participa por primera vez) con 448 puntos es la comunidad autónoma con peor puntuación. Hay que señalar que según el responsable de PISA, Andreas Schleicher, más de 39 puntos de diferencia significa una diferencia de un curso completo. Es decir, los estudiantes de 15 años de Castilla-León o Madrid adelantan a Canarias en más de un curso y los estudiantes chinos de Shanghai o los de Finlandia, Corea del Sur, Singapur o Japón nos superan por dos cursos. Un escándalo. Se da la circunstancia de que la tercera parte de los 27.000 alumnos españoles examinados son repetidores, un porcentaje que se acerca al 50% en Canarias y Andalucía y que constituye un lastre que repercute mucho en la media. Lo sorprendente es que si se excluyeran Canarias, Andalucía y Baleares de la evaluación, España superaría la media de la OCDE y quedaría entre los primeros 15 países evaluados.

Pero en toda la crítica que ha llovido en estos días y cada vez que salen los resultados de estas evaluaciones, los consejeros y ministros de educación de España olvidan que más importante que el ranking de nuestro sistema educativo es saber cómo hacerlo mejor. PISA es de gran ayuda para identificar a las regiones y escuelas que tienen los mejores métodos de enseñanza. Lo que el informe PISA 2009 no dice pero refleja, son las graves carencias de un sistema educativo perniciosamente fragmentado en 17 planes que cambian cada pocos años por razones ideológicas y partidistas, un profesorado desmotivado y que no siempre está bien preparado, la pérdida de la cultura del esfuerzo y del sentido de la responsabilidad, una falta de implicación de los padres y numerosas escuelas que no saben preparar a nuestros ciudadanos. Además, y duele decirlo, el informe PISA divide a España en dos mitades: el Norte estudioso y trabajador; el Sur, gandul y tolete. ¿En manos de quiénes hemos dejado las aulas cuando seguimos empeorando desde hace 10 años y no hacemos de la educación la prioridad nacional? El hecho, por mucho que nuestros dirigentes lo quieran barnizar o justificar, es que nuestros jóvenes no comprenden lo que leen ni saben resolver problemas matemáticos elementales. ¿Vamos a tolerar otro suspenso en el Informe PISA de 2012? Buen día y hasta luego.