H asta las estrellas y los caballitos de mar son víctimas de la podredumbre política. Asusta pensar el abismo que media entre las palabras de nuestros mandamases acá y acullá de estos mares y la realidad. Pongan un micrófono delante del director general con el cargo más inútil del Gobierno de Canarias o de cualquier representante del Ministerio de Medio Ambiente de paseo por las islas y derramarán sobre sus oídos elogios para la biodiversidad canaria y la necesidad de protegerla. Algo fetén de cara a la galería hasta que los sebadales, por ejemplo, molestan para hacer un puerto. Entonces se les baja el nivel de protección, aunque allí habiten estrellas y caballitos que luego ilustran folletos turísticos sobre los fondos canarios. Lo aprueban aquí primero CC y PP mientras el PSOE patalea, que queda siempre bien en la foto. Burda coreografía. Hace unos días el ejecutivo de Zapatero aprobó un catálogo de especies amenazadas que excluye a las sebas. Lo primero es el "desarrollo" en tiempos de crisis, se dice ahora. Y muchos asienten. Pero todo forma parte del mismo proceso. Los de arriba también buscan excusas para desproteger a las personas. No se descuide, que le descatalogan.