Las geografías que describe en sus novelas el gran William Faulkner son densas, violentas, apocalípticas, todo un territorio referencial en la literatura universal del siglo XX. En su novela Todos los hermosos caballos el escritor Cormac McCarthy bucea en la frontera entre Texas y México y lo hace con una intensidad admirable que en cierto modo rememora la obra de Faulkner.

Un paisaje bronco, unos destinos marcados, la búsqueda de la trascendencia, la injusticia, la rebeldía, el honor, los desafíos con la muerte. Para la mayor parte de la crítica este es uno de los cuatro mejores escritores norteamericanos de ahora mismo, junto con Philip Roth, DeLillo y Thomas Pynchon. Criado en el catolicismo y con una vida difícil en la que ha abrazado el ejército USA, la enseñanza, los divorcios, la desnudez y la pobreza, la mayor parte del tiempo ha estado escribiendo gracias a recibir becas. Ha vivido en Ibiza y en El Paso, ciudad fronteriza desde la que oteó los ambientes para escribir la novela que citamos (Debolsillo, 2005).

Con esta novela, seguida de las tituladas en español En la frontera y Ciudades en la llanura completó su Trilogía de la frontera. Autor también de la célebre y apocalíptica No es país para viejos, que llevaron espléndidamente al cine los hermanos Coen con Javier Bardem, y de La carretera, que consiguió ganar el muy prestigioso Pulitzer. Cormac es autor de una obra profunda, densa, llena de reflexión y de búsqueda estética, en la que figuran guiones y adaptaciones de cine, y obras de teatro. Precisamente en Todos los hermosos caballos hay unas descripciones magistrales de los territorios del sur de EE UU y del norte de México, esa tierra árida, polvorienta, por la que se pasean hombres que huyen de su pasado en busca de venganza y justicia.

Hay también chicas inaccesibles y hombres jóvenes en busca de emociones fuertes, emociones primitivas entre las que figuran pisar el territorio donde vivieron los indios y domar caballos salvajes. Como si el paisaje predeterminara la existencia de seres al margen de las convenciones urbanas, con un toque quijotesco, hijos de la dura geografía.

Cormac vive recluido en su cuarto de trabajo, sin apenas conceder entrevistas. La potente novelística USA nunca se agota.