El Consejo de Gobierno de Canarias autorizó ayer la concesión, de "forma directa", de una subvención de algo más de 191.000 euros para la Asociación de Familiares y Cuidadores de enfermos de Alzheimer y otras demencias seniles. Y otra de 159.000 euros a Cáritas Diocesana de Tenerife, para gastos del mismo programa. Puede que sea casualidad, o que los trámites administrativos así lo han querido. Pero en estas épocas electorales todos andamos con la mosca detrás de la oreja y viendo cosas que, posiblemente en otro momento, sean de lo más normal. Porque alguien podría pensar que esos miles de euros (más que necesarios para estas entidades humanitarias y altruistas, máxime en tiempos de crisis), bien pueden ablandar el corazón votante a ese equis número de miembros de Afate y familiares y agradecidos por efectos colaterales.

Cierto es que, incluso en campaña, hay que seguir gobernando para evitar que se paralice la actividad administrativa. Sin embargo, para evitar suspicacias y males aún mayores, sería conveniente y saludable suprimir por decreto ley la celebración de plenos, consejos de gobierno o de ministros durante las elecciones. Y más, en vísperas de la cita con las urnas.