Llamo compulsión estimativa a la necesidad de opinar ya mismo, ahora, en este instante sobre lo que acaba de suceder. Sobre lo que no sucede, en cambio, apenas nadie dice nada. Y lo que no sucede es lo que necesita respuestas. Una cosa que acaba de suceder es el 15M, acerca de la cual se ha dicho ya que sí, que no, que regular, que mucho, que poco, que bastante, que ya veremos. Esta manía estimativa es sin duda una variante de las adhesiones unánimes y los rechazos inquebrantables de los que procedemos.

Aquí es muy difícil guardar una distancia respecto a los sucesos. Inmediatamente hay que ponerse en contra o a favor. Gran parte del éxito de los programas basura de la tele está montado sobre el contra y el a favor, sin matices de ninguna clase. Si a usted le contratan para manifestarse en contra de la Navidad, pongamos por caso, y no se caga en ella con la intensidad suficiente, no le pagan. Por eso mismo Miguel Ángel Rodríguez se mostró tan duro con Luis Montes. Él lo explicó muy bien en el juicio, exhibiendo de paso su catadura moral.

Pues eso, que me han llamado ya de tantos sitios para que opine sobre el 15 M, que no he tenido más remedio que darle una vuelta al asunto. De entrada, podríamos decir que es un alivio que algo se mueva. Ahora tenemos que ver en qué dirección lo hace. Es difícil opinar sobre un movimiento acerca del que el propio movimiento carece todavía de opinión.

Quiere decirse que sus integrantes están en fase de construcción de un discurso sobre sí mismos. Ignoran quiénes son como colectivo, más allá de un grupo de gente cabreada por la situación.

Eso no es, en principio, malo ni bueno, es como es y acaba de empezar. Pero durante los siguientes días o meses el movimiento deberá progresar en la construcción de un discurso que vaya más allá de un "qué hay de lo mío". En ese sentido, las denuncias más interesantes son aquellas en las que los acampados ponen de manifiesto la sumisión del poder político al financiero. En todo caso, no intenten ustedes, señores políticos, subirse a un carro que han puesto en marcha otros. Los protagonistas del 15 M, para bien o para mal, son los que son y ese protagonismo es lo primero que debemos respetar. Suerte.