No hay proceso de paz que no haya pasado por una zona equívoca, en la que reina la confusión, y en la que quienes más se implican en sacarlo adelante se mueven en el barro. En esos periodos se debe mantener el esfuerzo por el cumplimiento de la ley, pero evitando amplificar las salpicaduras y siendo leales con el fin buscado.

Da la impresión de que el PP no está por esa labor, y recurrirá a todo con tal de ajusticiar al ministro del Interior que más ha hecho por doblegar a ETA. España tiene derecho a no ser el único país de Europa azotado por el terrorismo, y a hacer el esfuerzo que la situación exige para acercar la paz.

No está claro que el elector lo entienda, y menos un elector cabreado, pero, bien mirado, torear en esa zona mala, junto a las tablas, y hacer faena es lo único que puede convertir en figura a un torero de oficio, que es lo que hasta ahora era Rubalcaba.