Se dice que las propuestas y soluciones surgen cuando se reflexiona adecuadamente sobre el tema que se va a opinar, por ello titulo este artículo "Reflexionando sobre el aeropuerto", aunque mi intención es reflexionar también sobre economía.

La actual ampliación de nuestro aeropuerto está originando discrepancias entre el Cabildo, que como representante de los intereses generales de la Isla entiende que esta obra mejora la competitividad de Gran Canaria y consecuentemente está a favor, y los ayuntamientos de Ingenio, Agüimes y Santa Lucía, que se oponen en razón de las limitaciones que afectarán a sus municipios.

Lógicamente cada grupo tiene sus apoyos: el Cabildo de los ayuntamientos turísticos, de las organizaciones empresariales y de la mayoría de los ciudadanos (muy posiblemente), y por otro lado, los ayuntamientos afectados tienen el apoyo de agrupaciones que coinciden con sus planteamientos.

La ampliación de la que hablamos incluye entre sus obras una nueva pista, la segunda operativa. Actualmente, el aeropuerto solo tiene una pista operativa y otra auxiliar que únicamente puede utilizarse, dada su cercanía, cuando no está en servicio la principal.

Los ayuntamientos afectados han encargado un informe aeronáutico y otro jurídico para conocer con exactitud las afecciones y poder exigir al Ministerio de Fomento y a AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea) las indemnizaciones correspondientes. Indemnizaciones que, por supuesto, apoya plenamente el Cabildo de Gran Canaria.

Con independencia de lo anterior, los ayuntamientos afectados están impulsando la creación de una plataforma contra la ampliación. En consecuencia, la reacción lógica será la creación de otra plataforma a favor de la ampliación que probablemente recibirá un apoyo mayoritario.

Respetando la libertad de todas las partes para defender sus intereses como estimen conveniente, sí parece que para tener éxito en las negociaciones con AENA, con quien la experiencia ha demostrado que no son nada fáciles, es imprescindible que ayuntamientos y Cabildo formen un frente único para tratar de obtener: las mayores indemnizaciones posibles y las mejoras técnicas que, sin condicionar el proyecto, puedan reducir las afecciones.

La actuación conjunta de Cabildo y ayuntamientos afectados es una vía difícil, pero razonable y, hoy por hoy, la única con posibilidades de éxito.

Reflexión sobre economía: todas las sociedades aspiran a que los tres sectores económicos tengan peso suficiente, pero en el caso de Canarias el sector primario (agricultura y pesca) y el secundario (industria y construcción) han caído mucho, aunque hay que defenderlos, pues son imprescindibles. No obstante, es el sector terciario (servicios) el que predomina, y dentro de él, el turismo.

Si no podemos diversificar por sectores no hay duda de que el camino será diversificar el sector servicios no sólo atrayendo diferentes tipos de turistas, sino ofreciendo otras alternativas como enseñanza, sanidad, arbitrajes y, cómo no, ofreciendo nuestras instalaciones portuarias y aeroportuarias que deben ser capaces no sólo de atender la demanda de la Isla en sí, sino también de dar servicios a terceros, transbordar contenedores, reparaciones navales, ofrecer almacenajes en frío o en temperatura normal, etc.

Nuestro aeropuerto también debe estar preparado para ofrecer servicios a terceros: carga, almacenaje, revisión de aviones, mantenimiento de aeronaves, etc.; por ello, además de un aeropuerto óptimo debe tener el apoyo de un parque aeroportuario, pero con una gran diferencia con el proyectado. Nuestra idea es que los terrenos del parque aeroportuario deben ser cedidos en concesión 25, 50 ó 75 años a los empresarios, pero nunca venderles el terreno. Solo así podemos garantizar el futuro.

El ejemplo práctico nos lo han dado nuestros antecesores, que no cedieron la propiedad ni a los ingleses ni a los alemanes y ello permitió que, una vez cumplido el plazo de la concesión, se recuperara la zona portuaria de Las Palmas. Por ello reitero la necesidad de que no se vendan los terrenos del futuro parque, sino que permanezcan siempre bajo dominio público.

En próximos trabajos reflexionaré sobre el nombre de Gran Canaria y el ejemplo que nos ha dado Tenerife.