Los nacimientos en España continúan descendiendo, igual que el número de bodas. En la posguerra Franco otorgaba premios de natalidad, que solían caer en Andalucía y Canarias. En la zona sur de Gran Canaria eran habituales las familias entre 18 y 23 hijos. ¿Por qué? Porque solían beneficiarse a la hora de obtener una vivienda. Hoy muchas parejas tienen un solo hijo, dos ya se consideran familia numerosa. Solo en países del Tercer Mundo persisten las familias abultadas, en parte porque la mortalidad infantil sigue siendo muy alta y también porque para muchas familias tener un hijo, sobre todo si es varón, constituye una inversión de futuro, como sucedía hace 50 años en la Canarias rural. En nuestro país los jóvenes padecen un 40 por ciento de paro, y estos a su vez soportan unas condiciones de empleo duras, con contratos temporales, sueldos de miseria, etcétera. En España el Estado ayuda poco o nada a las familias, ya sabemos lo que sucedió con el cheque bebé. Por eso hoy en día las familias numerosas han desaparecido del mapa. Es frecuente comprobar que son las inmigrantes marroquíes o suramericanas las que aportan los niños que esta sociedad necesita. Y en cambio las parejas jóvenes retrasan la edad de ser padres, y en algunos casos prefieren adquirir una mascota, un perro de raza, antes de comprometerse a la paternidad. En países donde no hay Estado del Bienestar (ojalá no perdamos el que nos va quedando) ni un sistema público de pensiones, tener muchos hijos es bendición, ya que se les pondrá a trabajar pronto y cuando llegue la vejez serán el sustento económico de los padres. Se recicla la ropa, los zapatos y los libros de los hermanos mayores a los más pequeños. Aquí la ola consumista e individualista heredada de EE UU hace que el nivel de gasto y endeudamiento se haya disparado, los hijos quieren "heredar" cada vez menos cosas de los hermanos mayores. En las casas hay dos y tres aparatos de televisión, cuando antes la TV era de uso común. Los gastos de ocio de los adolescentes se disparan, y como el paro golpea se crea un cuello de botella de difícil solución.