Pilar Álvarez, portavoz en Gran Canaria de Equo, un conglomerado de partidos basados en la "ecología política", que debe ser algo así como estudiar el comportamiento de los diputados como el que investiga las costumbres de los ñus, ha publicado relevantes descubrimientos zoológicos de parlamentarius canariensis. Ya era sabido que cada cuatro años eclosionan de las urnas, o reeclosionan durante décadas, pero lo que no se conocía, y este es el hallazgo de Álvarez, es que tras la eclosión necesitan 47 días de vacaciones, "sin haber dado un palo al agua", precisión innecesaria porque tampoco es que se haya notado alguna diferencia: el paro ha seguido subiendo normalmente, la crisis se desarrolla fuerte y vigorosa, los servicios públicos empeoran sin novedad, el número de profesores disminuye adecuadamente, y no, no se les echa de menos. Al punto que si no lo dice Pili ni nos enteramos. Ahora bien, quizá sea el momento de analizar otros factores de esta curiosa especie aprovechando que están quietos: ¿tienen mente como los hombres? ¿Poseen algo parecido a la inteligencia humana? ¿Sienten placer o dolor? ¿Recuperan el tino tras las vacaciones? Se abre hoy un apasionante campo de conocimiento.