Cuando todos los sondeos electorales apuntan a una victoria clara de la oposición liderada por Mariano Rajoy (con la única duda de la magnitud de su triunfo, salvo sorpresas de última hora), será interesante atisbar qué políticas pueden esperarse del probable presidente del Gobierno. Concretamente, en el terreno que más preocupa a la mayoría: la economía (con el permiso, ahora obligado, del dúo Merkozy).

Aunque el líder popular evita ser explícito en la mayoría de sus propuestas (quizás perdería algunos miles de votos), personas de su confianza (como el ex ministro de Hacienda Cristóbal Montoro) ya han adelantado algunas ideas. Por ejemplo, la de la deducción por vivienda a todas las rentas, con la voluntad de levantar al deprimido mercado inmobiliario.

Junto a ello, otras medidas recuerdan a las promovidas por el PP tras su primera victoria electoral, en 1996, como las rebajas fiscales a la actividad o el rigor presupuestario. El problema radica en que las circunstancias son más difíciles que hace 15 años (cuando se apostó por la entrada de los PIGS en el euro, algo que muchos lamentan), con tipos de interés muy bajos y generosas ayudas comunitarias.

Ahora partimos de niveles de endeudamiento muy elevados (público y, sobre todo, privado), sin posibilidades de devaluar la moneda, con menores ayudas europeas y, especialmente, con una delicada situación en nuestro sistema financiero (lleno en sus balances de activos inmobiliarios sin valor y con créditos a devolver a entidades externas). Será interesante ver cómo convencerá Rajoy a los bancos, con los que "irá a hablar", para que el crédito fluya y se vuelvan a vender pisos. Le hará falta algo más que suerte.