Somos muchos los que opinamos que el Diputado del Común debe ser elegido democráticamente de forma directa por el conjunto de la ciudadanía y no por los partidos que gobiernan Canarias. Si su cometido es la defensa de los derechos ciudadanos, habría que arbitrar los mecanismos para que los representados elijan a su representante. Tal modo de proceder supondría, además, un incentivo para el debate sobre los cometidos de esta institución y la necesidad de dotarla de una amplia capacidad de iniciativa en defensa de los intereses populares. Arrancarla de una vez por todas de su carácter burocrático y de la incompetencia, su actual marca.

Somos muchos los que opinamos que hay un sinfín de ciudadanos capaces de ejercer la responsabilidad de esta institución. Nos oponemos, por consiguiente, a los partidos institucionales que conciben la figura del Diputado del Común como parte del infame sistema de reparto del poder. De ahí que estos presenten a Jerónimo Saavedra como único candidato. Lo hacen en contra de la legalidad, que exige la imparcialidad frente al partidismo y en contra de toda credibilidad que requiere una figura autónoma, eficaz y cercana a los ciudadanos.

De nada vale tampoco que Saavedra anuncie su dimisión del PSOE para adecuarse a los requisitos legales del puesto. Todo lo contrario: el asunto se vuelve aún más grave. Supone ajustar el traje de la ley a la medida del cuerpo del fraude, porque a nadie escapa que Saavedra lleva décadas participando como representante del PSOE en las más altas instancias de la política institucional de Canarias y del Estado.

La imposición del actual modelo de institución del Diputado del Común es un síntoma más de la actual democracia que hace estragos. Celebro, por tanto, la recién creada Red Ciudadana Democracia en Movimiento, cuya presentación es hoy miércoles a las 20 horas en el Club de Prensa Canaria. Una plataforma social amplia y abierta a la participación ciudadana en contra del modo en que se ejerce la política institucional, ligada al clientelismo y la corrupción y a los intereses del mercado.