Mientras nos vemos inmersos en la parafernalia orquestada por el bipartidismo que padecemos, a nuestras espaldas, a instancia del G-20 o, lo que es lo mismo, de los poderosos que mueven el mundo, se está gestando por la UE un Tratado para el establecimiento del denominado Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEE), para la Unión de Deudas. El capital inicial es de 700.000 millones de euros, aunque los estados miembros deberán pagar a pedido, asombrosamente, cualquier suma a requerimiento de la entidad en un plazo de siete días. Su órgano prin-cipal lo constituye el Consejo y goza de inmunidad, su patrimonio es intocable y el personal carece de toda responsabilidad, además de la inviolabilidad de los documentos correspondientes a la actividad que le es propia.

Se trata, pues, de una institución con poder absoluto sobre los estados, no sujeta a legislación alguna contra la que nada puede hacer ningún gobierno de los países europeos sometidos; irrumpe este autoritarismo en un escenario apocalíptico de la economía global, que obligará a realizar mayores cesiones de soberanía de los estados hacia una UE cada día más lesiva para los ciudadanos, removiendo el obstáculo que hasta ahora constituían los parlamentos nacionales, los cuales debían autorizar previamente el fondo de rescate y su disposición.

Asistimos a una realidad en la que un grupo de eurócratas, surgidos de los sistemas bipartidistas de la UE sometidos a los "mercados" han convertido la democracia en un orden normativo que ha ido cercenando las libertades de los ciudadanos, lesionando sus derechos e impidiendo su participación. Especialmente, desde el Tratado de Maastricht hasta hoy, esa es la verdadera cara que asoma cada día con más nitidez una Europa no tan unida ni tan común, mucho menos construida desde los pueblos que la componen y sí de una élite fáctica, política y económica.

El rumbo centrifugador de esta UE, desembocará, probablemente, en su descomposición, perdiendo su naturaleza inicial, por las enormes contradicciones internas que genera su inercia antidemocrática.