Tengo una amiga que vive sola y que narra las cosas al tiempo que las hace. Cuando plancha unos pantalones, por ejemplo, dice en voz alta: "Ahora estoy planchando unos pantalones de entretiempo que la verdad es que no sé si me pondré, porque me están un poco justos, me los compré con la idea de adelgazar, pero tuve tres cenas seguidas y ya ves". Cuando termina de planchar los pantalones, otro ejemplo, dice: "Ahora me acabo de internar en el pasillo, para ir al cuarto de baño, pero se me cruza la idea de poner unas patatas a cocer, para el pulpo a la gallega, de modo que voy directamente a la cocina, acabo de entrar en ella, y no encuentro la olla, esta manía mía de no colocar las cosas en su sitio..."

A mí me gusta cenar en su casa porque cuando estamos solos, como hay confianza, sigue diciéndose las cosas en voz alta, lo que resulta fascinante. Ayer mismo, tras abrirme la puerta, dijo:

-Hola, Juanjo, ahora te voy a dar un beso, ahora te lo estoy dando, ahora voy corriendo a la cocina porque se me está pegando un revuelto de gambas y gulas que preparaba de aperitivo.

Y a medida que se pierde por el pasillo va diciendo: "Ahora me apoyo en la pierna izquierda, ahora en la derecha, ahora acabo de tropezar en esta tabla del parqué que está fuera de sitio..."

Resulta imposible conversar con ella porque no se limita a opinar sobre las cosas, sino a señalar lo que está opinando sobre las cosas. Como es lógico, en los lugares públicos no habla en voz alta, pero sigue diciéndose para sí misma todo lo que hace o lo que ve. En el cine, por ejemplo, se cuenta la película, incluso cuando la ve con subtítulos, lo que requiere una habilidad diabólica. Es como si llevara un diario verbal continuo o como si estuviera retransmitiendo cada uno de sus actos a un hipotético público oyente. De hecho, un día me contó que todo empezó en la infancia, jugando a ser locutora de radio.

A partir de ahí empezó a imaginar que había en alguna dimensión de la realidad alguien interesado en lo que hacía o dejaba de hacer y ahí la tienen, hasta hoy, retransmitiendo su vida en vivo y en directo desde que se levanta hasta que se acuesta. Asegura que cuando duerme, retransmiten, desde otra dimensión, para ella. Llama sueños a esas retransmisiones.