Amigo Lucas, el 19 de marzo, día de los Pepes me tocó servicio de capellán en el Hospital Negrín. Ciertamente que son muchos los enfermos que piden les visitemos con más frecuencia... Te confieso que lo de ser capellán es algo bien interesante donde de vez en cuando te toca alguna sorpresa como la que me sucedió ese día cuando al mediodía visitaba a los enfermos de la planta 2ª, lado B. Oye, fue curioso que cuando intenté visitar la habitación nº 210, donde había un preso africano, la policía que estaba custodiando en la puerta me dijo que no estaba permitida la visita al paciente por orden del Juez. Ante la negativa sonreí ya que nunca me había pasado ese hecho en mis años de capellán. La mujer policía, a petición mía, llamó a su jefe y este le dijo que no era posible. Te confieso que mi sorpresa fue grande al ver al agente diciéndome. "Perdone, pero son órdenes de mis superiores".

Oye, siempre pienso que quien está en una habitación de un hospital es un ser humano y no un perro, y que es una persona con la misma dignidad que la que tiene un policía que le custodia por orden del juez. Sé que en aquel momento le dije con educación al agente que repensara su actuación ya que yo en el tema no era un profano, añadiéndole que cuando yo estaba de capellán en el Salto del Negro nunca se me prohibió visitar a ningún preso.

Amigo Lucas, de verdad que S. José me hizo tragar ese día una píldora algo amarga con aquella pareja policial que había olvidado derechos humanos. Es por ello que, desde aquí, mande un recado a los jueces para que mantengan avisados a los policías que el sacerdote o el pastor por motivos de conciencia pueden visitar a los fieles de la religión que lo deseen y que, el no permitirlo, sería pisotear un derecho que tiene el preso ya que es un ser humano que debe ser respetado. Y que recuerden siempre que un preso tiene unos derechos y unas obligaciones pudiendo tener a su lado, no sólo al médico que cuida el cuerpo, sino al hombre de fe que mira el espíritu.

Ante dudas de algún letrado aquí le ofrezco lo que me ha enviado un amigo juez a quien le he consultado mi escrito. Querido Paco: El artículo es impecable y procedente. No hay que quitarle ni una coma. Como Juez no entiendo que se pueda dar la orden de incomunicación de un preso con el capellán. No tiene justificación legal alguna. Es una arbitrariedad. Me inclino a pensar que es una interpretación errónea de la Policía de las instrucciones del Juez. Un abrazo.