¿Y si jugáramos al "juego del si"? quise proponerle a Antonio Tabucchi tras recibir la noticia de su muerte. Hablaba en mi pensamiento un personaje de su libro El tiempo envejece deprisa. Su tío había ideado este juego porque sienta bien a la imaginación, sobre todo cuando uno está aburrido y llega la melancolía. Consiste en inventar mientras más disparates, mejor. "¿Y se me fuera a la luna a comerme los buñuelos de Caín? ¿Y si Caín nunca hubiera hecho buñuelos? ¿Y si ??" ¿Y si Tabucchi estuviera vivito y coleando viajando en un tren a la vez que deambulando por alguna calle?

"El tranvía se detuvo y abrió sus puertas. La gente entró. Él esperó a que se cerraran. Vete, vete tranquilo, prefiero ir andando (?) Se vio reflejado en el cristal de la puerta cerrada, aunque una tira de goma lo separara en dos. Estás bien así, partido en dos, querido mío, siempre partido en dos, una mitad aquí y otra allí, es la vida. (?) El tranvía arrancó. Se despidió con la mano, como si dentro hubiera una persona a la que dijera adiós." De este modo, otro personaje del libro de Tabucchi proseguía su viaje en el tranvía, mientras canturreando en la calle se despedía de sí mismo. Así imagino a este escritor ahora, mirando el cielo por la ventana del tranvía, entregado, como el hombre maduro de uno de sus relatos, a la "nefelomancia", arte de adivinar el futuro observando las formas de las nubes. Al mismo tiempo lo veo desdoblado caminando en la calle, enamorado del aire ("Yo me enamoré del aire de una mujer", proclama otro de sus personajes), pero afrontando "los vientos de la vida". Ajeno ya a la persecución de todo "Objetivo", ese "que te caminaba delante, ignaro, tranquilo, dedicado a lo suyo", sin saber nada de ti.

Ahí está Tabucchi, en el tranvía y andando, sabedor de que "las historias son siempre más grandes que nosotros." Porque si bien nos ocurrieron, "el verdadero protagonista de la historia que hemos vivido no somos nosotros, es la historia que hemos vivido."