El Gobierno de Rajoy suma un éxito clamoroso tras otro. Ya no somos sólo el hazmerreír de media Europa (Monti, Sarkozy), sino del mundo mundial. En Argentina nos tienen preparado un documento para nacionalizar YPF. El Gobierno argentino aduce que Repsol ha incumplido compromisos de reinversión en su país, y hay montado un follón de difícil esclarecimiento y solución.

Cristina Fernández agitó una bandera que se le da muy bien, la del populismo, y ante las amenazas directas del ministro Soria optó por una respuesta metafórica y sacó una caja de chocolatinas Milka. A buen entendedor...

Nuestro Paulino Rivero se debe ver como un Fernández de Kirchner isleño, dispuesto a poner en su sitio al gigante petrolero que amenaza con prospecciones. Pero ese molino de viento quizá sea muy grande para este Quijote.

En todo caso, Rivero yerra la estrategia con Soria, que es un magnífico fajador y en el cuerpo a cuerpo siempre le gana. Mejor responderle con esa lírica de guirlaches y azúcar glasé. ¿Que Soria quiere prospecciones? Un bizcocho de Moya. ¿Que una planta de gas? Chocolatinas Tirma. ¿Que sube la luz? Un frangollo.