Efectivamente, deprimirse, en latín, significa caerse. Con este significado entra el término "depresión" (caída) en psicología clínica y en psiquiatría. Quien se deprime se cae. Las caídas o depresiones en el ser humano son siempre tridimensionales porque tridimensional es cada persona. Cada uno de nosotros es el resultado de una maravillosa interacción entre cuerpo, psique y Espíritu. Cuando hablamos de las caídas que, de entrada, son corporales, distinguimos varios tipos. Hay, por ejemplo, caídas debidas a un empujón, a un golpe. Son caídas inesperadas, caídas traumáticas. Otras caídas se producen por exceso de carga, son personas sobrecargadas cuyo cuerpo, cansado del sobrepeso, un día dice basta. Hay caídas que suceden por debilidad ósea y muscular, son personas débiles que tropiezan con facilidad hasta que caen. También se caen aquellas personas que se apoyan dependientemente en objetos externos (muletas, por ejemplo), si las muletas desaparecen ellas caen irremisiblemente. Como Vds. comprenden, cada tipo de caída necesita un tratamiento específico. La caída por sobrecarga, requiere la descarga y la caída por debilidad ósea y muscular, exige un fortalecimiento óseo y muscular. Hablemos, ahora, de las caídas psíquicas y espirituales, es decir, las llamadas depresiones. Ante todo hay que decir que una época de crisis es, en sí misma, una época depresiva, es decir, una época de caídas. Y comparativamente a los varios tipos de caídas corporales, ¿qué depresión o qué caída es la más frecuente en el mundo de la psique y del Espíritu? En época de crisis, la depresión más frecuente es sin duda la depresión o caída traumática. Es la depresión causada por un empujón, un golpe inesperado en el camino de la vida. Esta depresión traumática, hoy se ha disparado sobremanera. El despido laboral, la pérdida de la casa por impago de hipoteca, el recurso a la familia original para poder subsistir, el decidir con angustia ponerse en las colas de Cáritas, terminar con esfuerzo una carrera y no encontrar trabajo, no poder casarse ni tener hijos por no poder acceder a la autonomía, tener que emigrar para poder sobrevivir, tener que soportar, impotentes, la usura y explotación de los bancos, ver cómo algunos se enriquecen explotando la crisis de los demás. Todos estos son golpes, traumas y empujones que tumban y deprimen a muchos, haciéndoles sufrir de manera insostenible. Esta depresión traumática, al igual que las demás, tiene en cada persona una triple dimensión: afecta a su vida psíquica, a su vida corporal y a su vida espiritual, además de obstaculizar gravemente las relaciones sociales creativas y amorosas. Esta depresión traumática, propia de esta crisis global, está causada por los criminales dueños del dinero y del poder político, que también son sus autores y que retozan en ella, como gordos hipopótamos, con gran regocijo. Las cínicas e insoportables medidas que adoptan para salir de la crisis, además de empobrecer a casi todos, desigualan a la sociedad, desaniman a los más débiles, deprimen a la mayoría, ¡pero!... ¡esas son las prioridades del sistema capitalista neoliberal que ellos intentan refundar desesperadamente! Ellos siguen en su opulencia y el pueblo se muere de hambre y de angustia, y cada vez recurre más a los antidepresivos y ansiolíticos químicos, para regocijo, también, de la mafiosa industria farmacéutica. En una crisis como esta, siempre hay sinvergüenzas disfrazados que dicen "no hay mal que por bien no venga" y también los hay que ponen buena cara al mal tiempo ajeno?

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