Cualquier imbécil puede convertirse de la noche a la mañana en un héroe. Si logra ser trending topic, quedará encumbrado, no importa que solo brille por un instante. En Twitter encuentra la certeza de su éxito, medido por la circulación desbordante de infinitos tuits que llevan su nombre en esta red social.

Da igual la calidad del contenido del mensaje. Lo que cuenta es el número de veces que este es retuiteado hasta situarse a la cabeza del ranking.

Cometer la mayor estupidez o el mayor desastre, pegarse el chiste más imbécil o la mentira más insólita puede ser motivo de trending topic y, por consiguiente, de reverencia. El triunfo de la banalidad está garantizado.

Sucede lo mismo en ámbitos más generales. Una pésima serie televisiva, un horroroso programa de radio, un mal llamado libro de literatura e incluso un infame político pueden convertirse en trending topics y, en consecuencia, ser elevados a los altares. En estos casos, los tuits no tienen por qué provenir de gente corriente con cuenta en Twitter.

Pueden proceder en su mayoría de robots informáticos creados por personas o empresas intermediarias con el fin de distribuir masivamente e imponer a la opinión pública determinados mensajes interesados.

Al respecto habla Evgeny Morozov en un interesante artículo, recientemente publicado en El País, de la programación de miles de bots o robots informáticos para el envío de tuits con palabras y frases específicas a fin de hacer aparecer un mensaje preestablecido en los trending topics. Igualmente se refiere, entre otros, a las cuentas falsas de las que rebosa Twitter y que pretenden, por ejemplo, aplacar y aplastar discusiones o protestas políticas a base de invadir con sus tuits esta red social.

La digitalización de nuestra vida pública tiene su lado oscuro que conviene denunciar. Tal vez uno de los primeros pasos a dar sea el cuestionamiento de los trending topics. Negarse al reinado de la banalidad, a la vez que a la planificación insidiosa urdida por la publicidad, la censura y por quienes conspiran contra la libertad.