Pese a llegar con el pedigrí de una antiquísima cultura, la maya, este pronóstico de fin del mundo previsto para el próximo 21 de diciembre habrá que meterlo en la ya larga lista de fallidas profecías de la gran catástrofe definitiva. Dado que el Apocalipsis es materia propia sobre la que la Iglesia tiene algo que decir, el director del Observatorio Astronómico Vaticano, el jesuita José Funes, ya ha advertido que impere la tranquilidad y que todo el cosmos va a seguir durante muchos cientos de miles de años igual a como lo conocemos hasta el momento.

No obstante, sobre la dichosa profecía maya se han editado puñados de libros, y las referencias a ella en internet son casi tan innumerables como las estrellas de alguna galaxia.

Se habla de cuarenta millones de referencias en la red sobre este asunto.

Repetimos lo de siempre: "Fuera de su especialidad, todas las personas son crédulas", que decía Borges.

Sin embargo, dentro de la especialidad de la astronomía se detecta que los mayas pudieron disponer de un sistema para escrutar los cielos bastante apañado en su momento, pero no estuvieron muy finos a la hora de predecir una "alineación de los planetas y del Sol con el centro de la Vía Láctea y una inversión de los polos magnéticos del campo terrestre", comenta Funes, también argentino.

En todo caso, la cultura maya buscaba los ciclos celestes y predecía los eclipses, según la pauta de sus creencias en un mundo cíclico y repetitivo. Pero no hay más vueltas que darle.

Lo poco que pudieran intuir los mayas se ha engordado en dicha literatura publicada hasta el extremo de llenar doscientas o trescientas páginas de disparates.

Según ha recordado Funes (que no es el memorioso de Borges), el universo lleva en marcha unos 14.000 millones de años, y es posible que al cabo de muchos más miles y miles de millones de años "acabe por romperse", pero por ello no es imperiosamente urgente recogerse durante esta semana, cubrirse de saco y ceniza, y recitar las letanías de los santos o meditar sobre el Apocalipsis de San Juan. Feliz Navidad, por todo ello.