Si en su famoso Manifiesto (escrito en 1847 pero publicado en Londres en 1848), Marx y Engels escribieron "Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo", hoy los gobernantes del norte de África se encuentran abocados a digerir un nuevo fantasma, de carne y hueso, que pugna por encontrar su propio espacio en el devenir político de la región: la comunidad amazigh, o bereber como también se dice. En cierto sentido, la guerra de Malí no deja de ser una consecuencia del nulo apoyo, cuando no directa represión, a las reivindicaciones del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) y la autoproclamación unilateral de un nuevo estado (no reconocido internacionalmente) el 6 de abril de 2012. Por otro lado y en el largo proceso iniciado con la Primavera Árabe hace más de dos años, que está bien lejos de haber acabado, hay dos cuestiones que han quedado claras: primero, la remontada por la puerta trasera del movimiento islamista, que se ha ido haciendo con ciertos resortes del poder; en segundo lugar, la resistencia de la sociedad civil "laica" (maticemos, es decir musulmana pero no islamista) al mismo, junto con la abierta disidencia de la comunidad amazigh norteafricana, del Atlántico al Nilo y hasta el Sahel.

Así, si hace unas semanas el Congreso Mundial Amazigh (CMA) expresaba su apoyo, al contrario que las reticencias o condenas islamistas, desde Mursi, Ghanouchi o el Movimiento de Unicidad y Reforma marroquí, en una carta dirigida al presidente Hollande alineándose con la decidida intervención francesa en Malí para "combatir el terrorismo islamista y la delincuencia", misiva que ha sido aplaudida por la Organización Diáspora Tuareg en Europa (ODTE), recordaba también que "los tuaregs pidieron en vano a Francia y a la comunidad internacional, a principios de los años 2000, que les ayudaran a combatir a los grupos mafiosos", advirtiendo que "el Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) ha combatido siempre a las bandas islamistas armadas", mismamente en noviembre y diciembre de 2012 el MNLA se enfrentó duramente a Muyao y otros grupos terroristas afines a Al Qaeda en las ciudades malienses de Gao y Menaka. Más recientemente y en declaraciones a un medio vasco, el presidente del Congreso Mundial Amazigh (organización fundada en 1995), el libio Fathi Ben Jalifa, señalaba las profundas discrepancias del MNLA con el grupúsculo islamista-tuareg de Ansar Dine, sus divergencias con la RASD (República Árabe Saharaui Democrática) en cuanto entidad arabizada y su apoyo a una solución autonomista o federal para el pueblo amazigh allá donde se encontrare, con especial mención al norte de Malí además de Bengasi (Libia), la Cabilia (Argelia) y el Rif (Marruecos), recordando tanto el olvido de la Constitución egipcia en mencionarlos (imazighen del oasis de Siwa) así como el carácter demográfico de Marruecos, país en el que "más de la mitad de la población marroquí es amazigh, por lo que los cambios son inevitables".

¿Está gestionando correctamente Marruecos, en la actualidad, el complejo dossier amazigh...? Si, aun de forma tímida, el Estado ha ido dando diferentes pasos en la buena dirección que han evitado hasta el momento estallidos de inusitada violencia como los de la Cabilia argelina, hoy parece que la situación podría empezar a irse de las manos y la represión vuelve a tomar alas. Así y pese a la nueva Constitución, los diputados de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) acaban de denunciar en una proposición no de ley que los nombres amazighs para los recién nacidos siguen siendo discriminados por la administración marroquí a la hora de su inscripción en el registro civil, señalando numerosos casos dentro del país siendo la situación aun más escandalosa en muchos consulados en Europa, en los que "los abusos, de tinte racista, son manifiestos". A la vez, entre el 2 y el 3 de febrero varias manifestaciones convocadas por los derechos amazighs han sido prohibidas o disueltas en Agadir, Inezgane, Nador y Alhucemas, registrándose diferentes detenciones y la confiscación de pancartas escritas en tamazight así como coloristas banderas con las franjas amarilla, verde y azul, permitiéndose solamente una concentración en Rabat (Tawada N'imazighen, La marcha de los amazighs) desarrollada bajo un fuerte dispositivo policial, siendo de señalar en algunos casos el ondeo de banderas kurdas. Mientras tanto el presidente Abdelilah Benkirán, que en sus tiempos fue muy contestado por comparar la lengua tamazight ¡con el chino!, comentaba jocosamente que a los amazighs "lo que en verdad les gustaba era la música y bailar". No sé qué opinará al respecto su compañero en el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) y el gobierno, al frente de la cartera de Exteriores, el psiquiatra Saâdeddine El Othmani, político moderado e inteligente, natural precisamente de Inezgane (Agadir) y de rancia estirpe amazigh.