Hace unos días oí por radio a una profesora, canaria, rebelarse contra nuestra forma de hablar de un modo como lo hace un salmón en su viaje heroico contra la corriente de un río. Argumentaba ella que todos los canarios hablamos muy mal y que más que celebrar nuestra naturaleza canaria con seseos incorrectos y localismos infantiles, deberíamos adquirir la cultura peninsular pues la nuestra "no está para nota" y no parecemos españoles.

Afirmaba y presumía de que a sus alumnos "les obligaba" a erradicar nuestro lenguaje cómico ¿? por un lenguaje serio, donde se pronunciaran correctamente las "eses", las "ces", las "zetas", etcétera, y no permitiendo a su alumnado ni uno solo de nuestros modismos. Servidora, herida pero no muerta, a pesar de oír aquellas ridículas declaraciones que provocaron en mí una desagradable conmoción, me puse inmediatamente al ordenador y aquí estoy, respondiéndole a la profesora y a su situación de inferioridad como canaria.

"Señorita?, sí, sí, me dirijo a usted, a la de la radio. Creo que sobre este tema tiene usted un cerebro reducido y muchas cosas que aprender. Los canarios en general, como los peninsulares, somos poseedores de una buena formación cultural, "para nota" porque caminamos con el mundo, con la Cultura, con la Información, con las Ciencias, las Artes y las Letras y para su circunscrito, limitado conocimiento le diré que todos nuestros modismos y localismos, además de no ser "cómicos", están contemplados en el Diccionario de la Lengua Española.

Y no me refiero a lastimosas palabras ininteligibles, incultas e incorrectas como por ejemplo "bujero", "silbiar", "estijeras", "indiciones", "ansina", "concencia", "cafén", "picilina" y un largo etcétera perteneciente a un estrato social inculto y humilde, sin oportunidad de una buena preparación, pero que de igual modo existe en la península.

Sepa usted que "todos" los canarios nos consideramos "españoles de primera", y que ser canario es ser español y ello conlleva cultura y entendimiento, ¿o es que tiene usted complejo de ser canaria? Si es así, aplíquese el pensamiento de Epicuro, "el que no considera lo que tiene como la riqueza más grande es desdichado, aunque sea dueño del mundo". Considero que solo es usted quien se siente española de segunda, ¿o es que aún no se ha enterado de que cada región española tiene su acento propio, su entonación, su pronunciación, sus giros y expresiones, sus refranes y decires?

Usted, señorita profesora, tiene el deber y la obligación de respetar, cuidar y amar nuestro modo de hablar e inculcarlo así a sus alumnos, porque gente como usted nos está dejando sin raíces que nos identifiquen como canarios. Nuestra voz, nuestra locución, nuestra dicción, además de hacernos más simpáticos hacia el exterior, es de un correcto castellano. ¿Por qué pretende usted que su alumnado renuncie a su idiosincrasia, al sello distintivo de nuestro pueblo, a lo que le oímos a nuestros padres, a nuestros abuelos? ¿Por qué ha de ser menos culto decir "balde" en lugar de "cubo", "alongarse" en vez de "asomarse", "verguilla" en lugar de "alambre", "papas sancochadas" y no "patatas hervidas", "fósforo" en vez de "cerilla", "roscas" en lugar de "palomitas", "millo" y no "maíz", "jarea" en lugar de "pez secado al sol", "batata" y no "boniato", "tunos" en lugar de "higos chumbos", "guagua" y no "autobús", y etc, etc? ¡Apoye usted y proteja nuestro léxico, las palabras tan nuestras y déjese de peninsularismos! Y no olvide que el habla canaria no es lengua sino una modalidad más del idioma español que practican más de trescientos millones de personas en el mundo, y en cada lugar hay una cultura con sus propios giros y vocablos que nos representan con dignidad, ¡fíjese si es rico nuestro idioma!

Y me despido en canario para que lo entienda: "señorita, no sea pejiguera y amarre todo lo que le he dicho con hilo carreto, para que se le quede clavado en el tino como un tirafondo".

O como diría nuestro siempre añorado Pepe Monagas, "¡qué falta de ignorancia, caballero!"

¡Vamos, solo faltaba que llamásemos "altramuces" a los chochos!