De un tiempo acá existe una retranca con los institutos Tomás Morales y Santa Teresa Jesús, que tras fusionarse en un único centro y sin que se sepa por qué axioma universal debe cambiar de nombre, o como se dice desde el Gobierno de Canarias, de código para avalar la bobería.

El consejo escolar anda buscando nueva denominación, renunciando a la del poeta Tomás Morales, un privilegio, una distinción y un valor añadido como un pino, frente a una Santa Teresa de Jesús de la que no se conoce domicilio conocido en la isla, ni reporte de que disparara un cartucho entre El Hierro y La Graciosa.

En este deambular denominador aparece la ocurrencia de llamarlo Fincas Unidas, ni una cosa ni la otra y que aún está por ver, pero llamar a un instituto Fincas Unidas, Casas Garajeras o el más elitista Chalés Adosados, es como el que se compra una falúa y le pone Naufragio. Si este va a ser el tono que logra imponerse en nuestros centros educativos lo próximo por venir será el Instituto La Chona, la Universidad Zurrón del Gofio, y el Conservatorio Inferior de Música La Bandurria.

Se intuían ciertos problemillas de cultura general básica y este es un ejemplo de la deriva de una canariedad que monumentaliza la pileta, que exalta al porrón como el colmo de la tecnología isleña y que tira de zorondongo como asombroso signo de identidad nacional.

Isleños como Felo Monzón, Santiago Santana, Pérez Galdós, León y Castillo, César Manrique, Alfredo Kraus, Néstor de la Torre o el físico Blas Cabrera y Felipe, una de las mentes más lúcidas que ha dado este país, lamentablemente no cantan El butanero. Pero son ellos, y muchísimos más, los que han conformado la masa gris del Archipiélago, los que han descrito nuestro Atlántico, pintado, diseccionado e imprimido personalidad propia y visibilidad en el planeta. Que un poeta nacido en Canarias haya escrito para regalo general Las Rosas de Hércules: Fingen, en la penumbra, fosfóricos trenzados las mortecinas luces de los barcos anclados, brillando entre las ondas muertas de la bahía..., todo instituto es poco.