La isla de Atlántida alabada por Platón por su Naturaleza no se hundió, según la leyenda, en el Océano, ni en los lugares en los que han buscado investigadores o submarinos soviéticos. Una parte de África es la isla de Gran Canaria. Platón menciona escribiéndolos con minuciosa exactitud en sus obras una decena de nombres de ciudades y personajes de la Atlántida y declara haberlos sacado de un manuscrito (Grammata) de un sacerdote egipcio que los tradujo de la lengua atlántida a la egipcia y Platón a la griega. Estos diez nombres coinciden exactamente con diez nombres de personajes y ciudades que existen realmente en el archipiélago canario. De estos diez nombres es significativo por lo menos citar: 1) En la Atlántida la ciudad de Gadírica, nombre griego de A-gáldar (letra A: artículo aborigen canario) se corresponde a Gáldar, antigua capital de Gran Canaria; 2) Menesea, personaje atlántide es el nombre griego de Mencey, rey de Tenerife; 3) Méstora es el nombre griego de Maxorata, Fuerteventura; 4) Guan (bonito) es un adjetivo atlántide que sumado a Artemés (estirpe regia) es el nombre griego de Guanarteme, rey de Gran Canaria; 5) La ciudad atlántide de Aférges, nombre griego, se corresponde a A-Furgas, Firgas, ciudad de Gran Canaria€

Claro que los nombres traducidos de Platón al griego encubren las formas más antiguas de la lengua egipcio-atlántide. Además: 1) Calcula Plinio la distancia entre las isla Atlántida y las Columnas de Hércules (Gibraltar) en 1.500 kilómetros y cinco días de navegación, la Atlántida coincide con la isla de Gran Canaria; 2) Típico de la Atlántida era el Oricalco, un mineral ornamental con reflejos de oro, que no existe en ninguna otra parte del mundo. Pues bien, el oricalco se encuentra en Canarias y yo guardo tres muestras rarísimas tras la extinción de las minas; 3) Sobre el Lomo de Los Letreros en Balos, en Gran Canaria, está grabado el rito de caza al toro con redes y palos de madera y los reyes atlántides cazaban toros con redes y palos de madera; 4) La Atlántida permanece en la costa tectónica africana que remonta a la era geológica Permiana (la deriva de los continentes) y coincide con las Islas Canarias.

Los atlántides, provectos orfebres en microlitos (pequeñas piedras semipreciosas de jaspe, cornalina y calcedonia) grababan hasta 18 imágenes de pocos centímetros de alto con sus dioses. Al tiempo, esculpían como titanes sobre montañas, en caras altas de cuatro metros, sus dioses Magc-Sol / Tara-Tierra / Laguete-Agua, descubiertas en el Roque del Puerto de Las Nieves, en Gran Canaria.

Según el risible fantasear de los cronistas de los siglos XV-XVI, en su mayoría sacerdotes (Abreu Galindo, fraile Espinosa, G. Escudero,€) impregnados de los dogmas bíblicos y desprovistos de ciencia arqueológica, paleoetnológica, o filológica; y también los historiadores modernos, sin espíritu crítico, afirman que los aborígenes canarios no conocían los metales. Pero existen túmulos de entierro en el Puerto de Las Nieves con placas religiosas fundidas de bronce y hierro, metales de los cuales los aborígenes conocían el punto de fusión: cobre (1.083º), estaño (830º), hierro (1.535º)€

Las grabaciones religiosas egipcias figuran en tantos microlitos porque en la Edad Neotermal Mesolítica (8.000 años antes de Cristo) el Sáhara Líbico no estaba seco, era más húmedo y las rutas de caravanas unían Egipto con las costas atlánticas, Canarias incluida, enviando aquí etnias de Egipto, sus ritos y religión. La civilización atlántide, también potencia de Reyes, se desarrolló cronológicamente hasta la llegada (aún por profundizar) de los celtas y del bronce a lo largo de las costas atlánticas: megalitos de Stonehenge, New Grange, Carnac. Por tanto, el citado manuscrito de origen egipcio sobre la Atlántida no contiene solo leyendas, también relata hechos concretos y destaca la realidad de un continente insular atlántide-canario y su adelantada civilización que, hasta ahora ignorada, es digna de ser conocida en la historia mundial.