Creo que estaba reciente la compra de Octaedro, unos preciosos cuentos de Julio Cortázar editados por Alianza Tres en 1974. Tenía la absurda costumbre, en aquella época compostelana, de acompañar, alguna vez, a mis mejores amigos, médicos en ciernes, Asís, Paco y Guillermo, a sus clases en la magna facultad de medicina, pegada al Hostal de los Reyes Católicos. Allí impartían docencia muchos ilustres, pero casi nadie igualaba al sin par Echeverri, catedrático de historia de la medicina, una institución de personaje y un personaje convertido en institución. Los bedeles le saludaban con reverencia, muchos alumnos con veneración y otros con cierto pitorreo: empezaba a ser un hombre fuera de tiempo. El caso es que ese día de compras librescas en "Follas Novas", acompañé a mi amigo/hermano Paco Martínez Debén (en la actualidad, gran médico ejerciente desde hace décadas en Ferrol y padrino laico de mi hijo Guillermo) a una de sus clases de quinto de carrera. ¡Pobre de mí! Estaba en segundo de filosofía, como para entender lo que aquel cátedro les contaba a sus alumnos sobre el riñón. Paco sí que lo entendía, mesándose, su entonces luenga barba. A nuestra diestra, un futuro anestesista y alcalde: "¿Quién es este Cortazar (sic)? ¿Merece la pena leerlo?" Paco, que siempre ha sido muy cauto en sus expresiones, se limitó a mirarlo, alguien diría que con cierto desprecio. Yo me quedé un poco transferido, pues conocíamos bien al interrogador, y sólo fui capaz de decirle algo así como "es muy bueno" con lo que también me gané otra mirada elocuente de mi querido amigo Paco.

Que un futuro médico, y político de postín, ignorara acentos y tildes, hoy no parece tan grave, pero entonces sí: no hubiera llegado ni a la esquina de las consideraciones de aquella universidad compostelana culta, ácrata, roja y efervescente que me tocó vivir. Probablemente ahí se empezaron a joder muchas cosas, cuando bajamos el listón, cuando dejamos que otros se dedicaran a lo público y los demás a ser muy críticos. Tampoco hubiera sido mucho mejor con los que no lo hicimos, pero al menos no hubiéramos olvidado las tildes. Da igual. Lo importante, que es de lo que debería ir este artículo, es que hace cien años que nació Julio Cortázar, y que Alfaguara ha editado un precioso libro conmemorativo Cortázar, de la A a la Z, del cual no les digo nada. Sólo que lo vean, primero, y que lo lean, al tiempo.