El Ayuntamiento de la capital grancanaria ha emitido una fatua para que el consumo de rones en los chiringuitos sea exclusivamente el de una marca ajena a la realidad atlántica. Un ron de fuera, tú. Y el indígena, el verdadero indígena canario cochino negro, no tiene ni flora intestinal ni los suficientes anticuerpos en su recio organismo para aguantar dos tanganazos seguidos de brebaje foráneo sin sucumbir a un patatús.

Es por ello, amigos en Tinguaro, que la concejal socialista Inmaculada Medina, la concejala que camina, ha montado un pollo que se van a enterar los del Ayuntamiento. Esta mujer se ha encochinado mucho y en un papel para escribir ha puesto cosas dirigidas a otra pobre e indefensa concejala de pelos colorados, si bien hay que subrayar que ya los tenía colorados antes de leer esto y que debe ser la que organiza la carta de bebestrajes, lanzándole pullas de harto grueso calibre tipo ¿usted aprecia o repudia el Carnaval? ¿ein?, así como cuestionando intelectualmente otros inviolables principios del fundamentalismo y dogma carnavalero.

Medina estima que con esta disposición encaminada al envenenamiento y atotoramiento masivo de la población aprovechando que está enralada -no Medina, sino la población-, se incurre en un conato de ahuyentamiento y "desestabilización" del empresariado local, tú, gremio que a su vez amaga con boicotear las fiestas cerrando sus chiringuitos y dejando a los aborígenes compuestos y sin pito. En resumen, un cristo de consecuencias intangibles para la supervivencia extrema. Y efectivamente, las personas estándar que soportan la revisión medieval del aborto, la nueva ley de catecismo y educación, la ultraortodoxa seguridad ciudadana que viene, que son hasta compresivas con la pérdida de baifo de la infanta, que miran con desconsuelo como acaba España con su jurisdicción internacional y que se preparan por si le ponen petróleo en el Hawaiian Tropic decimos basta, porque esta es la gota de ron que rebosa el vaso. Si usted creía haberlo visto todo, ándele, pida un cartablanca en el chiringo con Medina, la concejala que no toma tequila, y ahora sí que la vida le sabrá a salfumán.