Hace ya algunas semanas que ha terminado la feria de turismo Fitur, y por lo que pude leer esos días en LA PROVINCIA/Diario de Las Palmas, según los datos oficiales facilitados, el año pasado ha sido el año récord en la llegada de turistas a España, con nada menos que 60.700.000; y Canarias no se ha quedado a la zaga de este fenómeno, batiendo las marcas históricas de llegadas de turistas con nada más y nada menos que con algo más de 12.000.000.

Sin duda impresionante, y desde aquí quisiera felicitar a todas aquellas personas, entidades (tanto públicas como privadas) y empresas que están en el sector y que ayudan al desarrollo del mismo.

Vaya por delante que debo confesarles que no soy un experto en turismo, y que muy posiblemente esté muy lejos de serlo; pero creo que esto no quita el hecho de que analizando la información que sale en prensa sobre el sector, y hablando con amigos que están relacionados con el mismo realice una serie de reflexiones en alto que me gustaría compartir con ustedes.

Como he dicho el año ha sido espectacular, no cabe duda, pero no solo por la cifra de visitantes (un 5% más que el año anterior en Gran Canaria) sino por otros indicadores que creo son igualmente importantes y significativos. Por ejemplo, y centrándonos en Gran Canaria según cifras facilitadas el gasto medio por turista subió en un 3,5% respecto al año anterior. Lo que significa que vinieron más turistas y que además gastaron más que el año anterior, no me canso de repetirlo ¡fantástico!; pero la duda que me surge es ¿eso cómo se traduce en lo que podríamos llamar la economía real de la isla? o mejor aún ¿esas cifras récord realmente repercuten de manera significativa en el día a día de las pymes y de los autónomos?

El turismo, junto con el muelle de La Luz y el sector agrario, ha sido el gran motor de la economía de Gran Canaria históricamente. No crean que me olvido del sector de la construcción e inmobiliario tan importante en los últimos años, que lástima que cuando estaban en la cresta de la ola no tuvieran tiempo de parar un segundo y analizar si ese modelo les llevaría a alguna parte que no fuera al desastre actual.

Hablando con amigos y familiares que o bien "bajan" (a veces creo que es una forma muy simple de identificar a un canarión, si alguien te dice que "va" al Sur desde Las Palmas, Telde... y no que "baja" es que no se ha criado aquí) con frecuencia al Sur o que bien tienen negocios allí, me comentan que los hoteles están llenos, pero que los taxistas no hacen más que quejarse de que tienen poco trabajo, los restaurantes y bares tienen poca actividad (tal vez sí los fines de semana, pero en días entre semana la cosa se les complica), y que las tiendas no notan ese aumento del gasto ni los todo lleno de los hoteles como cabría esperar. Desconozco si esto es verdad, aun cuando es algo que oigo mucho, pero si lo fuese creo que deberíamos hacer una reflexión todos sobre que está pasando, sobre si es un problema del modelo o sobre qué es lo que ocurre.

Desde los años sesenta en que empezó el turismo hemos tenido picos en la actividad y épocas fantásticas, pero también épocas malas e incluso penosas; y sé que es natural olvidarse de lo malo y más en una época buena. Pero estoy convencido que el momento de pararse a reflexionar y analizar cómo funciona un sector, si nos convence y si queremos ir hacia donde nos lleva es en un momento de bonanza y no en uno de crisis, donde ya no tienes capacidad de reacción, ya que solo tienes capacidad para agarrarte desesperadamente para evitar la caída. Y tenemos demasiado cercana la falta de capacidad de análisis y de mantener la mente fría de un sector, me refiero al de la construcción e inmobiliario, cuando estaba en la cresta de la ola, y claro los lodos que han venido de aquellos polvos.

No cometamos el mismo error, no perdamos más tiempo en felicitarnos por lo buenos que somos y lo bien que lo hacemos. Desde aquí me permito (ya les dije antes que no soy del sector ni lo conozco en profundidad) hacerles un ruego a quien tenga competencias en ello, por favor, tómense un minuto para ver si este éxito repercute positivamente en todos y si la línea que llevamos es la que queremos. Si concluyen que así es, es decir, que nos beneficia a todos y que estamos en la senda que buscamos, estupendo; pero si no fuese así ahora sería el momento de intentar hacer algo. Intentemos por una vez que el hombre no sea el único animal que comete el mismo error dos veces.