Me pareció escuchar por la radio que en Argentina hay gente que compra dólares a plazos. A lo mejor, te los dan hoy y no empiezas a pagarlos hasta dentro de tres meses, como hacen en El Corte Inglés con los televisores. Personalmente entiendo la compra de un televisor o de un coche a plazos; entiendo que uno se hipoteque para adquirir una vivienda. Pero qué sentido tiene comprar mil dólares a plazos. Incluso al contado. Qué sentido tiene comprar mil dólares al contado.

- Los argentinos compran dólares porque desconfían de su moneda -me explica el hermano sabio de mi mujer.

Los argentinos creen que su moneda no vale nada. O que podría no valer nada de un día para otro. Tienen estrés postraumático, y se comprende después de lo del corralito. Ahora bien, ¿hay alguna moneda segura? Uno ha viajado lo suyo y ha visto dólares por todas partes, incluso los ha utilizado en más de una ocasión. Significa que el mundo está lleno de dólares. ¿Quién los respalda? De acuerdo, el Tío Sam. Pero el Tío Sam respalda las cosas hasta que deja de respaldarlas. El prestigio del dólar es completamente fantástico. De hecho, puede que haya muchos norteamericanos comprando euros a plazos.

Uno comprendía (más o menos) el mundo cuando el dinero servía para adquirir cosas, pero no lo entiende desde que el dinero se usa para comprar dinero. El dinero, hoy, sirve fundamentalmente para comprar dinero. En esto debe de consistir la economía financiera. Ahora bien, qué hace con los pesos el que vende dólares a plazos en Argentina. ¿Adquiere a su vez dinero chino o japonés? Los ataques de ansiedad de los Mercados (con mayúscula) proceden del pánico a que cuando el barco se hunda (que se va a hundir, de eso no hay duda) les pille con la moneda que no es. De ahí que el que tenga pesos compre dólares y el que tenga dólares adquiera euros, etc. Desengáñense: ninguna moneda es mejor que otra. El dólar está fuerte porque hay un consenso mágico respecto a su fortaleza. Pero los consensos cambian con la facilidad con la que se zapea. No sé, quizá sea el momento de comprar kwachas zambianos, aunque sea a plazos.