Aquella amenaza de pandemia gripal que sacudió al mundo en 2009, y que luego se quedó en casi nada, parece estar reapareciendo -de forma muy matizada, ciertamente- en el invierno actual, cuando ya casi nadie la esperaba. Algunas comunidades autónomas presentan tasas de incidencia de gripe notablemente más elevadas que las de años anteriores, pero la principal novedad radica en la agresividad con la que el virus A (el mismo que hizo temblar al mundo en 2009) está cebándose con determinados colectivos de enfermos. El factor más llamativo es que entre ellos figura un porcentaje significativo de pacientes de edades relativamente jóvenes y que carecían de factores de riesgo conocidos. Aunque los especialistas no identifican, al menos hasta el momento, especiales motivos para la alarma, no descartan que la cepa viral dominante contenga algún componente que la hace "especialmente virulenta con las personas jóvenes".

Lo peor de la epidemia gripal ha pasado, según el último informe del Instituto de Salud Carlos III. Su Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica señala que la onda epidémica ha proseguido su descenso en la sexta semana del año (la que va del 3 al 9 de febrero) hasta situarse en 151,4 casos por cada 100.000 habitantes. El citado informe precisa que hasta la fecha se han notificado en todo el país 1.513 casos graves hospitalizados confirmados de gripe en las 17 comunidades, así como 141 defunciones confirmadas por laboratorio.

El sistema de vigilancia indica que el 94 por ciento de los fallecidos presentaba alguna enfermedad crónica subyacente, y que el 66 por ciento de los pacientes susceptibles de ser vacunados no habían recibido la inmunización antigripal de esta temporada. La baja tasa de cobertura de la vacuna también guarda relación con la pandemia de 2009. Aquella amenaza mundial venida a menos generó un creciente escepticismo en amplios estratos de la población, y esta incredulidad ha ido plasmándose en el desinterés por la vacuna, incluso en colectivos de riesgo. Entre los mayores de 65 años, los índices de vacunados han caído a mínimos históricos en algunas zonas del país.

"La gripe es una enfermedad muy puñetera, a la que hay que tener mucho respeto porque produce un quebrantamiento general muy severo", explica un médico intensivista con una larga experiencia a sus espaldas. Este aviso debe ser puesto en contraste con algunos mensajes de las autoridades sanitarias que, en aras de evitar aglomeraciones en los servicios de urgencias, han llegado a comunicar a la población que "la mayoría de las personas no necesita ver a un médico o enfermera cuando tiene síntomas de gripe, puesto que la mayoría no está en riesgo de presentar un cuadro gripal grave".

De otro lado, los especialistas plantean un par de advertencias que no deben caer en saco roto. La primera: tras la famosa epidemia de gripe de 1918, "llevamos años esperando otra gran pandemia, y en algún momento tiene que llegar". La segunda: "Aún no existe un fármaco eficaz para la gripe", una enfermedad capaz de causar una sintomatología muy severa por más que en una porción muy mayoritaria de los casos se resuelva por sí sola en pocos días.