Es cierto que el silencio dice más que las palabras, aunque no quede más remedio que pasar por ellas para nombrarlo. Pero se puede darle nombre como un modo de callarse, mientras nos dejamos llevar por el impulso de su atracción y extrañeza, a partes iguales. Es la manera en que procede el paseante errático de Kassel no invita a la lógica, novela, recién publicada, de Enrique Vila-Matas. En continuo vagabundeo perplejo, su escenario es la Documenta 13, la célebre feria antimercantil de arte contemporáneo a la que fue invitado este escritor con el cometido de sentarse a escribir durante unos días cada mañana en un restaurante chino de las afueras de Kassel. Convertido así en instalación artística viviente, también dio una conferencia que llevaba el título irónico e incitante Conferencia sin nadie.

El protagonista de ese viaje andado en el espacio de la Documenta es y no es Vila-Matas. Desdoblado de forma sucesiva y simultánea en diferentes personajes, parece moverse con el coraje de los marinos que, una vez que le dan la espalda a la costa, avanzan por el mar sin miedo, sabiendo que en el vacío no hay ningún apoyo, nada a lo que aferrarse. Es tal vez esta manera de desplazarse, empujado por una curiosidad blanca, ajena a las visiones trilladas acerca del arte, la que permite ir hacia adelante. Mientras tanto, cabe plantearse el sentido del arte y de la vida, porque, como Vila-Matas escribe, ambos caminan juntos, forman una unidad. Dice vida, que no mundo, si por este se entiende el tiempo histórico que se vive. Porque si una cosa es saber que no se puede escapar de él, otra muy distinta tomar distancia crítica del mismo. Es lo que corresponde al llamado arte contemporáneo, capaz de crear vida ahí donde el mundo la destruye.

El viaje andado que emprende el paseante de Kassel no invita a la lógica, tan en sintonía con el tipo de escritura de Vila-Matas, posibilita adentrarse en lo desconocido e ir más allá. Polemizando con el arte discursivo o plúmbeo sobre algo, su mirada parece escudriñar los conceptos y las potencias invisibles del arte en sí. En definitiva, un universo de alegre y feliz complejidad que nos irá descubriendo el protagonista de esta novela. Y lo hace, sumergido en su propio viaje interior, con sus luces y sombras, y celebrando el hecho de vivir.