La guerra de guerrillas es una táctica consistente en hostigar al enemigo en su propio terreno con destacamentos irregulares y mediante ataques rápidos y sorpresivos, infiltración e interceptación en las comunicaciones, voladura de instituciones, puentes y caminos o captura de armas y provisiones. Es un tipo de guerra fundamentalmente táctico, que subordina todo al desgaste, por el cual la larga erosión de una guerra atomizada y dispersa, en la que es fundamental el arte de reunirse y dispersarse, puede conseguir un objetivo estratégico que una acción rápida no podría jamás lograr. ¿A que nos recuerda todo esto?

Esta vieja táctica es la que parece que el presidente Mas, convertido en un nuevo Juan Martín Díez el Empecinado, ha puesto en marcha contra, como él mismo dice: "Nuestro enemigo, el estado español". A esto añade no poder dar todas las explicaciones para no levantar la liebre, para concluir que irán actuando a medida que las circunstancias lo vayan demandando para evitar que los tribunales puedan impedir el fin último: la independencia.

La cuestión es que esta forma "bélica" se utilizaba contra el invasor como lo hizo Viriato contra los romanos, los españoles contra el ejército francés... Así pues, hasta el momento este método de hostilidades es utilizado con frecuencia en situaciones de conflicto asimétrica que gracias a su movilidad, a su fácil dispersión en pequeños grupos y a su habilidad para desaparecer entre la población civil, resultan muy difíciles de neutralizar. Ahora se emplea desde dentro, desde el mismo estado para violentar la soberanía nacional, diciendo un día una cosa y al siguiente la contraria en un intento de confundir al "enemigo".

Este personaje atrabiliario parece mas un trilero que un guerrillero al perder la cabeza y situarse al margen de la legalidad convirtiéndose en su propio enemigo.

El pasado día 05/10/14 desde mi columna El Callejón del Gato de este periódico "no les queda otra" decía que una de las posibilidades era una convocatoria de elecciones plebiscitaria o lo que en Cataluña denominan D.U.I. que no es otra cosa que la declaración unilateral de independencia. El camino se va estrechando y las alternativas cada vez son menos.

Parece que al presidente Mas ya solo le falta decir: "Si avanzo seguidme; si me detengo empujadme y si retrocedo matadme", al igual que ya dijo en su día el Che Guevara, y ya saben como acabó.