La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Con voz propia

Catecismo federal

Entre separarse y quedarse, federarse". Esta es la conclusión del libro La era del federalismo (RBA), escrito por Enrique Barón Crespo, expresidente del Parlamento Europeo y ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones en el primer Gobierno de Felipe González. A su trayectoria política nacional e internacional une su sólida formación económica y jurídica y sus valiosas experiencias. Además de en Madrid, donde nació en 1944, ha vivido también en Alemania, Francia, Bélgica y Suiza. El político socialista se declara, por lo tanto, federalista teórico y práctico por conocer de cerca sistemas federales como el alemán, el belga, el de la Confederación helvética -con siete siglos, el más antiguo del mundo- y estar asistiendo a los pasos "federalizantes" de la integración europea.

Cuando en España, la reforma federal se esgrime como la panacea del complicado mapa territorial, Barón expone en su obra las ventajas que supondría aplicar el modelo federal en nuestro país. Para el autor, "la regulación inicial de las comunidades autónomas ha caducado porque se ejecutó con éxito en su momento. Como el motor de propulsión del sistema de un cohete espacial, sirvió para darnos impulso". En consonancia con lo que propugna el Secretario General de PSOE, Pedro Sánchez, añade, "ahora hay que reflexionar sobre la culminación del proceso federal en el seno de nuestras instituciones representativas, con la participación de todas las fuerzas políticas y sociales y comunidades para ver cómo podemos organizar nuestra convivencia en el futuro."

También coincide en esta tesis el historiador José Álvarez Junco, que prologa el libro, para quien la Constitución del 78 no se atrevió a llamar federal al sistema que estableció el del Estado de las Autonomías, "aunque en buena medida lo sea". Un federalismo pleno -subraya- "sería la salida más racional a la actual situación; las otras dos posibles -excluyendo el retorno a una España unitaria, que eliminara el sistema autonómico- son la fragmentación del país, a la yugoslava, o el mantenimiento del actual sistema, cada día más estancado y conflictivo."

Hay otras razones de peso para defender una España federal. La mayor parte de las economías más importantes del mundo que forman el G 20 tiene este sistema de organización: Estados Unidos, India, Alemania, Brasil, México, Argentina, Canadá, Australia, Rusia, Sudáfrica y, en cierta medida, la Unión Europea que en algunas de sus políticas vive una federalización progresiva. Pero, ¿cuáles son los rasgos que definen el federalismo moderno? Para Barón, James Madison, uno de los padres de la Constitución americana, cuarto presidente de los Estados Unidos, es el que mejor los describe en The Federalist papers, escritos en 1788, junto con otros "padres fundadores", Alexander Hamilton y John Jay:

La voluntad de compartir destino en una Unión como el mejor sistema para garantizar la paz, la libertad y el progreso.

El poder central de la Federación tiene un núcleo delimitado de competencias fundamentales: derechos de los ciudadanos, comercio interior y exterior, defensa, relaciones exteriores, hacienda, tesoro y moneda.

La subsidiaridad. Las facultades que no estén delegadas constitucionalmente al Gobierno federal ni prohibidas a los Estados federados, quedan reservadas a éstos.

La territorialidad que instaura una "doble ciudadanía" entre las unidades constituyentes y la Federación que se refleja en un sistema bicameral.

La no centralización. El poder reside en varios centros y está deliberadamente repartido para salvaguardar su libertad y vitalidad. Es un sistema contractual. El poder central no puede eliminar los poderes federados. En este punto, Barón nos recuerda que este principio no se debe confundir con descentralización que "delega algunos poderes concretos y limitados a unidades subordinadas."

El constitucionalismo. La Constitución es el marco en el que se desarrollan las relaciones mediante el principio de la lealtad federal. Barón nos explica que este principio permite aceptar "la cooperación conflictiva".

El equilibrio de poderes, tanto entre la Federación y los poderes federados como de estos entre sí, pero con la garantía de un Tribunal Constitucional independiente.

La autonomía. Los estados federados son libres de gobernarse en la medida que no violen los principios para mantener la Unión o Federación.

Por último, en su recorrido histórico y pragmático por el federalismo, Barón nos recuerda que "las naciones soberanas del pasado han dejado de ser el marco donde se puedan resolver los problemas del presente". Ya lo dijo el gran inspirador de la Unión Europea, Jean Monnet. Por eso, mejor federarse que marcharse.

Compartir el artículo

stats