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El análisis

"No farmers, no foods"

No farmers, no foods" ,o lo que es lo mismo, "sin agricultura, no hay alimentos", un lema que vi no hace mucho en una de las pancartas que portaban agricultores y ganaderos frente al edificio de la Comisión Europea en Bruselas para exigir a los ministros de agricultura de la UE, que tomen medidas inmediatas si quieren que la agricultura europea llegue a 2020. Miles de agricultores denunciaban la delicada situación por la que atraviesan los principales sectores productivos de la Europa mediterránea, de la Europa continental, y de la Europa ultraperiférica (Azores, Madeira, San Martin, Canarias, Guadalupe, Martinica, Guayana, Reunión y Moyotte).

Aunque algunos responsables políticos pretendan negarlo, la crisis está golpeando con una terrible crudeza al sector agrario, que pese a estar acostumbrado a convivir con fases tremendamente criticas, nunca había sufrido un zarpazo tan duro como el de los últimos tiempos. Es precisamente en estos momentos cuando se aprecia en toda su magnitud la debilidad de este sector, atrapado entre dos grandes oligopolios, el de los suministradores de insumos (gasóleos, fertilizantes etc) y el de la gran distribución de productos agroalimentarios. El agricultor y el ganadero constituyen el eslabón más débil de esa cadena, pese a ser la pieza básica, puesto que sin su participación la propia cadena se rompería. Sin agricultores y ganaderos no habría alimentos para nadie. Ni el gobierno de Canarias, ni el Gobierno español, ni la Comisión Europea han sabido cuidar ni apreciar al sector primario que afronta la crisis en soledad y pierde efectivos a ojos vista, y a nivel de Canarias refiriéndonos al sector hortofrutícola (tomates, pepinos), por ser el que más mano de obra ocupa, vemos que hace una década exportábamos unas trescientas cincuenta mil toneladas, en la última campaña (2013/ 2014), no se llegó a cien mil toneladas, que se ha destruido empleo pasando de 25.000 puestos de trabajo a 10.000; hemos pasado de 40 empresas y cooperativas a diez. Por el contrario, según datos de Eurostat en la campaña 2004/ 2005 Europa importó 214.134 toneladas de tomates y la campaña 2013/2014 358.294 toneladas, lo que supone un incremento de más de 140.000 toneladas en el citado periodo, y en lo que va de campaña actual (2014/15), ha introducido en Europa diez veces más que Canarias y Península juntas.

Y las autoridades cuando intervienen públicamente, lo venden como un sector "próspero y exitoso" que, por desgracia, no tiene nada que ver con el día a día de las explotaciones agrarias, ni con los agricultores que tienen que pedir créditos a las entidades bancarias y les dan con las puertas en las narices, ni con las ayudas del Gobierno de Canarias prometidas el 7 de julio y a la fecha que estamos, todavía no se han hecho efectivas, y me temo que al final vendrá con algún recorte a la cantidad inicial de los 5.000.000, tiempo al tiempo. Con este panorama, ¿les sorprende el cierre paulatino de empresas del sector? Creo que no.

Con el paro que existe en las Islas, un 32% de la población activa, ¿nos podemos permitir que desaparezca este sector productivo, que más mano de obra ocupa? Triste futuro nos espera a los canarios, sobre todo a las nuevas generaciones sin perspectivas de trabajo, y sin preparación para cubrir las nuevas necesidades del mercado laboral, como, por ejemplo, la de especialistas en reparaciones de las plataformas petrolíferas, que vemos en los puertos canarios, y al no existir mano de obra cualificada tienen que traerla de Inglaterra y países del Este, en qué estamos pensando, en qué piensa el Gobierno de Canarias para los canarios, cómo es posible que se haya perdido toda esta legislatura con el manido tema de las "prospecciones petrolíferas" y en el absurdo enfrentamiento con el gobierno de Madrid.

Si el campo no es rentable terminará por perecer, si los agricultores y ganaderos no pueden vivir de su trabajo acabarán abandonando sus explotaciones, como está ocurriendo ya en el sector hortofrutícola de las Islas.

Urge más que nunca que desde la más absoluta objetividad se estudien las verdaderas necesidades de nuestra agricultura y se analicen los verdaderos problemas, para así poder diseñar los instrumentos y herramientas necesarios que la hagan viable.

Está claro que sin resolver el presente difícilmente llegaremos al futuro. En definitiva, si queremos generar riqueza y empleo debemos abandonar las mentiras y las medias verdades, ver el panorama en toda crudeza, saber lo que queremos y ejecutarlo con un proyecto hoy día inexistente. Salir de la crisis es posible. Pero para ello primero tenemos que reconocerla y dejar de pintar mundos imaginarios y después necesitamos imprimir un giro radical a la forma de gobernar, cuanto más tiempo pase, más difícil será salir del túnel en el que está el sector agrícola. No farmers, no foods.

(*) Presidente de Asaja Las Palmas

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