La Provincia - Diario de Las Palmas

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Calafateando

El magistrado, ¿prevarica?

Nuestro ilustre Juan Negrín mantuvo siempre su convicción de que el ejercicio de la política es un acto altruista de servicio a los demás. Esto, cuando único lo hemos visto practicado fue en la época de la transición democrática. A partir de ahí, en política se ha metido mucho conseguidor del bienestar propio, de modo que el noble deseo de servicio desinteresado a la sociedad por un tiempo razonable, lejos de la tentación de perpetuarse, no acompaña por lo general al aspirante a un cargo público: la fuerza que lo impele es medrar solucionando, si lo dejan, su vida. Éste es el cáncer que corroe la credibilidad del político y del partido en el que milita. A seis meses de las autonómicas y municipales, al candidato elegido a presidir el Gobierno de Canarias por CC, Fernando Clavijo, el magistrado Pamparacuatro lo ha imputado por los supuestos delitos de prevaricación, falsedad documental, tráfico de influencias y malversación de fondos públicos, causas que tienen que ver con su gestión de primer edil en el Ayuntamiento de La Laguna. De entrada su partido lo encajó con "tenemos un problema", pero después, cerrando filas con él, lo ha despachado en que es una "irrelevancia penal". ¿Qué pasará ahora con este presidente in péctore, que lo es por mor de una norma electoral perversa? En este sistema democrático devaluado el listón está bien alto para evitar que entren otros partidos que no sean los de siempre, yendo directos a la papelera miles de votos, y está muy bajo para que pase bonitamente un candidato imputado. Nada más conocerse lo de Clavijo, el inveterado expresidente del Gobierno de Canarias, Lorenzo Olarte, en su papel de jurisconsulto pone en tela de juicio la actuación del juez. Lo basa en la justificación que se ve obligado hacer acerca de lo precario de medios con que cuenta la Justicia -víctima ésta de tanto recorte- por lo que carga contra el Gobierno la dilación de más de dos años en el levantamiento del secreto del sumario. Deja caer que el móvil del juez, imputándolo a solo seis meses de los comicios regionales, puede que sea para perjudicarlo como candidato. Si no es verdad que el juez instructor se ha visto carente de medios, ¿miente?; ¿prevarica?; es lo que se desprende del artículo publicado en este periódico (16-11-14) firmado por el Sr. Olarte. Nada comenta sobre que el imputado benefició con ayudas económicas para realojo por aluminosis en Las Chumberas a alguien que gana tres mil euros al mes y que en pago, al beneficiado le insta: "ahora solo falta que te afilies ya". ¿El juez prevarica cuando ve suficientes elementos constitutivos de delito? La imputación sine díe, se convierte en un arma de doble filo porque pueden darse injusticias tan lacerantes como las del caso Icfem, 16 años en el limbo de la sospecha, o los 13 de Carmelo Padrón, ambos casos basados en conjeturas. Pero por lo que se sabe hasta ahora lo de Clavijo nada tiene que ver con lo anterior. Su imputación parece estar basada en hechos reales llegados al conocimiento del juez mediante el legal pinchado telefónico. ¿Es irrelevante, en el recto proceder del responsable público, proponer con su concejal crear un tipo de subvención que carezca de limitación de ingresos económicos para solicitudes de subvenciones, que le permita dar un rodeo a la legalidad? Una de sus edilas ya le avisó que haciendo "eso" incurría en prevaricación. Pero el alcalde, como viene siendo habitual y es norma de conducta, sabiéndose intocable, tiró para adelante. La ciudadanía está hasta las narices de tanta mentira y mamoneo mientras le pasan factura de la crisis, origen del saqueo a manos llenas de políticos, banqueros y grandes fortunas. Ninguno de tan elevada clase ha conocido ni en lo más remoto los efectos devastadores de esta depresión económica que asola el país. El manto de la corrupción es el problema, pero a pesar de tanto sombrajo no se acaba el mundo; en nuestras manos está la clave: lo que resulte de los próximos comicios es nuestra responsabilidad. Se trata de plantearnos en serio qué niveles de exigencia ética, transparencia y buenas prácticas queremos de los que compongan nuestro próximo Gobierno de Canarias. Y hacer realidad, también, lo enunciado por Negrín.

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