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Arte 'Plácido Fleitas: 100 años. Maestro de las formas'

'Revival' centenario de Plácido Fleitas

Merece aplauso y atención la muestra del escultor grancanario Plácido Fleitas (Telde 1915, Las Palmas 1972) que se exhibe el Centro de Arte San Martín en el primer centenario de su nacimiento. Han pasado quince años desde la exposición antológica Naturaleza y escultura que Martín Chirino gestionó en el CAAM y en La Granja de Santa Cruz de Tenerife. Se reunieron entonces bocetos, dibujos y esculturas de diversas colecciones publicas y privadas, en tanto que la actual procede exclusivamente del Cabildo de Gran Canaria, propietario de un conjunto amplio y muy representativo. Con instalación idónea en las salas de la primera planta de San Martín, aparecen apuntes y dibujos junto a las tallas pulimentadas en maderas diversas (naranjo, barbuzano, ébano, caoba, etc) y en piedras rojas, negras, volcánicas y areniscas que combinan o alternan superficies pulidas o rugosas. En suma, un compendio de los materiales de Fleitas en la evolución de su lenguaje figurativo y abstracto.

Con motivo de aquella exposición del CAAM, enunciaba Chirino el propósito de poner en valor la importancia del colega canario "olvidado por la historiografía del arte español, en parte por los duros condicionantes de su tiempo, y por la endeble dedicación de la crítica española a su producción artística". La comisaria Josefina Alix destacaba igualmente la calidad de un escultor "que supo forjarse a sí mismo en el camino hacia la modernidad en condiciones difíciles y poco idóneas para lograrlo". Además de esas lagunas en la estimación exterior, hasta ahora no superadas, sufre la obra de Fleitas una cierta indiferencia en el ámbito insular -más allá de los especialistas y los iniciados-, particularmente constatable entre las últimas generaciones. De ahí la necesidad del revival monográfico, oportunamente valorado ahora por la gestión de los magníficos fondos del Cabildo en sus propios espacios.

Lo admirable de Fleitas, como fue en pintura el caso de Felo Monzón, o es el de Falcón Sanabria en la música, reside en la concepción de una obra alineada con la contemporaneidad internacional sin moverse de la isla. Desde el fervoroso cultivo de la estética indigenista con soluciones formales y técnicas de primera calidad, el imperativo de crecer con el siglo les movió a la observación de las vanguardias como fermento de la propia creatividad, nunca imitativa. Sería ocioso citar paralelismos por demás estudiados, o delimitar referentes en los años de mayor tensión creadora. Lo fundamental es que Fleitas progresa hacia la abstracción en los esquemas figurativos o simbólicos de sus tallas exquisitas, perfectamente acabadas en la madera y la piedra, y desemboca en la rigurosa no-forma de sus areniscas laberínticas, tracerías sinuosas del lleno y el vacío que resuelven sin titubeos una opción abstracta intensamente personal. Tanto, que, sin opacar la huella de las cuevas y poblamientos aborígenes, ni de los atormentados sarmientos de la vegetación milenaria, constituyen un reto equiparable al de los grandes nombres del siglo XX. No basta encontrarlo de vez en cuando en las piezas aisladas que salen al paso en la normalidad cotidiana. Para apreciar su dimensión plena hay que verlo en exposiciones como esta del centenario.

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