Termina la legislatura como comenzó: con el enésimo enfrentamiento entre el Cabildo de Gran Canaria (a través de su Consejería y Patronato de Turismo) y el Gobierno regional (a través de su Viceconsejería y sociedad Promotur) a cuenta de la promoción que se realiza de Canarias y cada una de las islas y los destinos locales que en cada isla se han desarrollado consolidando marcas reconocidas en Europa y en el mundo, como el caso de Maspalomas Costa Canaria. No es casual en esta pugna que la materia de turismo fuera asumida en estos cuatro años por los presidentes de ambas instituciones: Paulino Rivero y José Miguel Bravo de Laguna.

En síntesis, la polémica gira en torno a que el Cabildo de Gran Canaria ha preferido contar con su propio stand en las ferias de Fitur de Madrid y la ITB de Berlín, mientras que Promotur ha criticado estas actuaciones (al igual que la patronal tinerfeña de hoteleros) al considera que Canarias debe acudir agrupada en un mismo pabellón. En el cruce de acusaciones, destaca la chorra de los empresarios tinerfeños que acusan a Gran Canaria de aprovecharse de la marca regional. Los ultratinerfeñistas se lucieron... Se nota que están cómodos con este tipo de promoción y con leyes que limitan el crecimiento de la oferta hotelera grancanaria.

Detrás, seguramente, habrá las discrepancias políticas entre nacionalistas y populares; entre los intereses de Gran Canaria y Tenerife, la eterna competidora; o, peor aún: en la falta de una visión real y acertada de la promoción de los destinos turísticos canarios, al estar en manos -primero- de políticos (aunque en este último mandato hemos tenido, por fin, algunos representantes públicos con experiencia en el sector), en segundo lugar de empleados de organismos que mayoritariamente (y no digo absolutamente todos) llegaron a sus cargos no por méritos, precisamente, y un sector empresarial que no es ejemplo de unidad o colaboración, ni en el ámbito de la Comunidad ni en el de cada isla o destino, lo que hace las delicias de turoperadores para imponerse sobre los intereses de Canarias.

En esta pugna, y ya lo he dicho en otras ocasiones, estoy de acuerdo en parte con la postura de Gran Canaria. Una defensa de las marcas propias es algo muy lógico. Sobre todo, teniendo en cuenta que en cada feria el impacto de lo que se promociona puede ser beneficioso para unos destinos en perjuicio de otros. Pero también he manifestado que la promoción que se realiza en ferias y guaguas o vallas no aporta nada nuevo a los valores de Canarias y sus destinos. Hoy día se debe ser más audaz y acudir adonde van los profesionales en busca del contacto, como fue el caso de la iniciativa de San Bartolomé de Tirajana presentándose en el corner de turismo LGTB porque Maspalomas es el principal destino europeo para el turismo gay. Una iniciativa que los políticos regionales o insulares no veían fuera de sus límites del pabellón de Canarias y mostraban su asombro e incredulidad al ver que un destino como Maspalomas podía liderar todo un pabellón de Fitur... Está claro que no miraban más allá de sus pugnas territoriales y pueblerinas.

Claro que -como dije antes- donde hay responsables políticos y cargos ejecutivos que tienen un conocimiento limitado del sector turístico y de la propia marca que pretenden difundir, la única fuerza de sus argumentos es la del dinero público que pueden utilizar para lanzar mensajes que a fuerza de repetirlos en los medios de comunicación, la mayoría de la gente piensa que se hace algo pero los que conocen la realidad del turismo, las fortalezas de la/s marca/s y sus condicionantes económicos, somos conscientes de que no aciertan y cada año se suma una cantidad más al despilfarro que se realiza sin que el retorno de la inversión sea proporcional al dinero gastado. Pero esa ignorancia endémica no sucede sólo en Canarias, aunque es cierto que aquí es más complicado por la variedad de destinos que compiten y los múltiples productos que se ofrecen.

Por ello, considero que se ha perdido otra legislatura en la que cabildos, gobierno, empresarios y sociedad civil no han alcanzado acuerdos para el necesario cambio en la promoción turística. Ni se ha superado el enfrentamiento entre las partes, ni se ha dotado a las empresas de promoción de los recursos humanos adecuados con la mayor capacidad, mérito y respetando el principio de igualdad en la convocatoria.

Espero que con las próximas elecciones y en la legislatura que viene se aborde la definición acerca de qué se promocionará, cómo y quiénes lo harán. Asignaturas pendientes que tienen que establecer cuál será el papel de cada destino en la promoción, ya que no se puede tratar de la misma manera a los principales destinos (Maspalomas, Mogán, Jandía, Castillo, Corralejo, Playa Blanca, Puerto del Carmen, Costa Teguise, Arona, Puerto de la Cruz, Adeje...) con las marcas insulares o la regional. Y menos imponiendo ese criterio por tener el poder económico de unas transferencias competenciales que les otorgan el poder de repartir/discriminar a su antojo sobre las marcas locales e insulares. Y de todo eso no se habla porque creen que las cifras de entradas de turistas son argumento imbatible cuando, la verdad es que nadie se cree que el aumento de turistas sea consecuencia de las mediocres campañas de promoción que se realizan.