Hay un antiguo proverbio árabe que dice: "No hay nada nuevo bajo el sol". Pues bien, en la década de los treinta del pasado siglo en nuestro país había tal corrupción en la clase política y empresarial que hizo tambalear el Estado de Derecho.
La historia se repite y aquella deplorable situación de usurpación se ha actualizado en nuestros días, como si fuera un virus que hubiese despertado socavando los cimientos de la democracia y el régimen en este siglo, convirtiéndose en el panorama definitivo de que este gobierno estaba desorientado.
Con la consiguiente indignación y sorpresa de los ciudadanos, han ido surgiendo una interminable galería de malversadores que aunque han sido detenidos y puestos a disposición judicial, sentimos vergüenza ajena por la indiferente actitud con que niegan esas evidentes acusaciones, aleccionados por sus abogados.
A pesar de los famosos corruptos: Roldán, Pujol, Conde, Urdangarín, Rumasa, etc, etc, no dejan de sorprendernos los continuos casos que van saliendo a la luz últimamente: Operación Edu: con 52 empresas y 90 personas imputadas, Bankia y Caja Madrid, 78 imputados entre consejeros y directivos, Mercedes Alaya, 78 imputados, para los que los ciudadanos esperamos que la balanza de la Justicia sea impune e igualitaria.
