Una buena acción de una religiosa evitó ayer que una vecina del entorno del Obelisco saltara por la ventana, poniendo en riesgo su vida y las de los que pasaban por la calle. La monja, de una de las congregaciones que residen por los alrededores, se percató de las pretensiones de la mujer que casi comete una equivocación sin enmienda. La religiosa se encargó de gritarle las cosas bellas que tiene la vida. Y parece que lo logró.