Por un buen trabajo en 1705 el joven Bach con 20 años pidió un permiso de cuatro semanas en la parroquia donde trabajaba de organista para ir Lübeck para visitar al anciano maestro organista Buxtehude, que estaba a punto de jubilarse. Bach soñaba con un buen salario y así sin casi dinero recorrió más de 400 kilómetros a pie para llegar a la floreciente ciudad Lübeck; allí el maestro Buxtehunde era organista en la iglesia y estaba generosamente remunerado. Bach llego a la ciudad con los pies destrozados del camino pero fue cordialmente recibido por el maestro Buxtehude. El viejo maestro se vio sorprendido por las habilidades al órgano del joven Bach y le dijo que le acompañara en la iglesia y no tardo mucho en ofrecerle que le sucediera en el prestigioso puesto de organista en la iglesia de Lübeck. Bach no se lo podía creer y el maestro le presento un contrato vinculante con letra pequeña, pero Bach algo desconfiado pudo leer que el documento decía que como era tradición se tenia que casar con la hija del maestro, Ana Margaret, bastante mayor que Bach algo, bizca y poco agraciada. Cuenta la historia que el joven Bach palideció y el maestro Buxtehude le pregunto qué le pasaba, y este dijo que solo eran los rigores del viaje; así aprovecho un despiste de Buxtehude para salir despavorido de la casa y a toda prisa de aquella ciudad. Dicen que Bach por el camino recordó que también Händel y Mattheson visitaron al maestro y por fin entendía la razón de haber rechazado tan generoso puesto.