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Oficial 'Citizenfour'

David contra Goliat

El 15o Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria arranca hoy sábado con la proyección en la sección oficial de Citizenfour, largometraje de Laura Poitras que obtuvo hace tan sólo unas semanas el Oscar de Hollywood al mejor documental. Es una lástima que el escritor británico George Orwell no esté vivo para verlo, porque Citizenfour viene a darle la razón en todo lo que pronosticó en su novela distópica por excelencia 1984. Allí no sólo aseguró que en futuro la verdad nos sería ocultada, sino también que la sociedad por entero y sus valores estarían subyugados a la voluntad del Gran Hermano, un ojo que todo lo ve y controla a sus habitantes casi en cualquier sitio.

Ese futuro ya está aquí, es lo que nos dice en el documental de Poitras, otrora directora de The Oath, Edward Snowden, el joven informático estadounidense que trabajaba para la National Security Agency (NSA) y descubrió la dimensión de la vigilancia que Estados Unidos realizaba en secreto (escuchas telefónicas, interceptación de correos electrónicos, espionaje a empresas y gobiernos aliados), con el pretexto de la seguridad nacional tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Desde junio de 2013, Snowden y luego Glenn Greenwald, periodista de The Guardian, fueron filtrando a la prensa internacional los documentos que probaban la larga tradición de espionaje de Estados Unidos.

Citizenfour supone más que un notable esfuerzo por sacar a la luz la verdad que se esconde detrás de las mentiras. Sin ser espectacular, su manera de retratar los recovecos oscuros de la política de vigilancia de las telecomunicaciones mundiales realizadas por Estados Unidos, ofrece un marco perfecto de cine directo que posibilita y da credibilidad a su narración, una historia muy de género negro en la que un hombre solo, encerrado en la habitación de un hotel de Hong Kong, se enfrenta a los servicios de inteligencia de todo el mundo indignado por la amplitud del espionaje globalizado.

Estamos en un terreno próximo al cine de ciencia ficción, salvo por la salvedad de que Citizenfour es un documental, honesto, nada maniqueo y, por encima de todo, comprometido, en el que asistimos al difícil via crucis de un individuo corriente que, un buen día, se ve convertido en un pequeño e insignificante David luchando contra inconmensurables Goliats: el Goliat sordo del aparato del Estado, el Goliat de las ambiciones sin límites, el Goliat de los más negros intereses económicos, el Goliat del "teatro político" internacional, el Goliat de las intervenciones indiscriminadas en los asuntos del mundo. La coda es pura lógica: ya no estamos a salvo, si es que alguna vez lo estuvimos.

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