La Provincia - Diario de Las Palmas

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Solo un minuto

¿Vale la pena ser cura??

Amigo Lucas, la fiesta cercana de San José me lleva hoy a dedicarle el minuto a nuestro Seminario donde se preparan los futuros sacerdotes. Sí, felicito en especial a los que están en el seminario y también a aquellos que están pensando entrar un día en él si Dios les llama. Sabes que desde hace muchos años el 19 en la fiesta de San José recordamos a todos los que llevan ese bendito nombre y también rezamos por nuestro Seminario con sus seminaristas. Aún recuerdo que en mi tiempo éramos más de 100 en el edificio de Vegueta y la gente cuando nos veían de paseo por la calle nos decía: "Ahí van los gatitos?" De verdad hoy veo que la cosa vocacional se ha puesto algo difícil pero yo soy de los que siguen creyendo que Dios continúa llamando a jóvenes al sacerdocio.

Amigo, el 19 de nuevo la Iglesia mira para San José, el gran carpintero silencioso, y le dice que nos eche una mano, que nos bendiga con buenos sacerdotes porque nos hacen falta muchos curas. Mirando hacia atrás aún recuerdo aquel 15 de agosto del 65 en Agaete cuando 10 compañeros hicimos nuestra promesa al obispo Pildain. De verdad que en mi experiencia de casi ya 50 años de cura he visto de todo, especialmente de cosas buenas entre compañeros, no negando que alguna vez supiera de alguno que metía la pata, que faltaba a su compromiso de oración, de celibato, y de compromiso con los pobres. Sí, nunca mejor dicho que en la viña del Señor hay de todo, sacerdotes santos y sacerdotes y obispos que a veces se despistan de cuidar a los más pobres o que se permiten vivir con cierto lujo arrimando la oración a un lado para cuando les sobre tiempo.

Oye, sigo creyendo que San José es el gran ejemplo para todos los que abrazamos un día el ministerio sacerdotal gracias a la llamada de Dios. Piensa en el lema de este año que dice mucho con la siguiente frase: "Señor, ¿qué mandáis hacer de mi?". Amigo, te pido que no dejes de echar una mano con tu oración y con tu donativo en favor del Seminario en estos días ya que nuestra Iglesia sigue necesitando hoy de sacerdotes que sean testigos vivos del evangelio del Maestro. Te confieso que a veces rezo hasta para que nuestra Iglesia latina tenga algún día en su vida pastoral a sacerdotes casados y no casados, según la vocación que ellos reciban del Señor, como sucedía en la primitiva Iglesia hasta que entró la ley del celibato.

Amigo Lucas, echa una mano y marea al Señor con tus oraciones celestiales para que tengamos más seminaristas y así podamos tener más tarde buenos testigos del maestro Jesús y a grandes defensores de los pobres por donde quiera que vayan sembrando la Palabra de Dios.

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