Una de las propuestas que, a nuestro juicio, es necesario abordar de inmediato, si conseguimos, como esperamos, la confianza del pueblo canario para llegar a la Presidencia del Gobierno, es la de eliminar el impuesto de sucesiones y donaciones para las rentas medias y bajas. Uno de los gravámenes, a nuestro entender, más injusto, puesto que afecta de manera amplia a la población con recursos limitados, que no puede beneficiarse de una herencia al no tener cómo hacer frente a los impuestos que se derivan de la misma.

Cada vez más familias del Archipiélago, en un número que se estima de tres al día, deben renunciar -también pagando- a aceptar aquellos bienes que les han sido legados y con los que, en otro caso, podrían solventar sus necesidades actuales y mejorar su calidad de vida. Pero, obviamente, no cuentan con los recursos requeridos para hacer frente al actual impuesto que les obliga a aportar a las arcas de la Comunidad Autónoma un alto tanto por ciento del mismo. Si los bienes son inmuebles y no se pueden liquidar de inmediato, ni al precio deseado, el legado se convierte en un trastorno y un problema, en lugar de ser la solución deseada. Las familias con más recursos, por otra parte, no tienen esos obstáculos, dado que pueden afrontar con liquidez la carga fiscal impuesta. Es por tanto, un impuesto que perjudica principalmente a quien menos tiene.

Pero, para nosotros, para el equipo de hombres y mujeres que encabezo, es fundamental que esos que menos tienen puedan defenderse en igualdad de condiciones. Y por ello, creemos que esta medida será no solo eficaz, sino justa, puesto que mejorará la igualdad de oportunidades y favorecerá la equidad del sistema.

Hay que recordar que el Gobierno de Canarias eliminó en julio de 2012 las bonificaciones al impuesto de sucesiones, y lo hizo a través de la Ley de Medidas Administrativas y Fiscales de Canarias, con la que pretendía aumentar los ingresos y frenar el gasto público, en un contexto de dura crisis.

Ahora que empieza a iniciarse un nuevo ciclo económico, debemos hacer todos los esfuerzos para cambiar las cosas. El sistema fiscal actual ha agotado su capacidad de generar más ingresos a través de subidas de impuestos, que, de seguirse aplicando, redundarían en una menor actividad económica e incrementarían las cifras de la economía sumergida, justo lo contrario de lo que necesitamos y queremos para el Archipiélago canario.

Nosotros creemos que las medidas fiscales deben adaptarse a los tiempos y las circunstancias. Que lo que vale para hoy, no sirve para siempre. Ahora debemos aplicar medidas que incentiven el consumo, en lugar de frenarlo y que den a los ciudadanos y ciudadanas la posibilidad de experimentar en carne propia la mejoría económica por leve que ésta sea.

Eliminando el actual impuesto de Sucesiones y Donaciones (es decir, volviendo a aplicar las bonificaciones pertinentes) facilitaríamos la posibilidad de que la gente normal, de a pie, pueda aceptar aquellos bienes que le sean legados, mejorando su capacidad adquisitiva e incentivando, así, el consumo.

Datos exactos aportados por este periódico, como que un canario paga 73 veces más por recibir una herencia que un madrileño, que tenemos uno de los tributos más altos del país o que las renuncias a las herencias se han multiplicado exponencialmente desde 2008, deberían hacernos reflexionar sobre la necesidad de eliminar uno de los tributos que entorpecen, hoy por hoy, el deseable desarrollo de nuestra economía. Y éste es un compromiso que asumiré en el caso de contar con el respaldo ciudadano el próximo mes de mayo porque la economía solo se reactiva con pequeñas medidas que son, además de gestos que definen nuestra política, la única llave que tenemos para abrir las puertas al deseado crecimiento.

(*) Candidato de Coalición Canaria a la Presidencia del Gobierno de Canarias