E l Banco de Madrid practicaba la banca privada, con lo cual debería quedar todo dicho. El asombro no corresponde por tanto a su liquidación, sino a la autoridad global que la ha ordenado. Obama clausura una institución financiera española, no está mal para un imperio en decadencia. Sin embargo, retrocediendo hasta 2010 se recordará que el mismo presidente estadounidense cerró España entera, con el ultimátum telefónico a Zapatero que condenó al país vasallo a la austeridad. El cese de actividad bancaria se sustancia además mediante tres folios del Tesoro norteamericano con menos enjundia que un discurso de Rajoy, ni siquiera mencionan la legendaria asociación con Mario Conde. Nadie duda de las actividades mafiosas que han forzado la desaparición, pero son las mismas que la entidad llevaba a cabo un mes atrás. Lo cual conduce obligatoriamente a la actitud contemplativa del Banco de España, cuyos consejeros son recogidos a pie de avión en Barajas por un coche oficial con chófer. Solo han actuado de modo fulminante al recibir la orden de Washington, y para obedecer no se precisa un exhaustivo currículum financiero. Por lo que al regulador bancario respecta, el Madrid podría seguir cometiendo los mismos desastres que el equipo de fútbol del mismo nombre. Ni siquiera despertó ante los rumores de que la Andorra de los Pujol tiene más peligro que Afganistán. El omnipotente Banco de España tampoco se enteró del naufragio de las cajas que ha obligado a cada contribuyente a desembolsar miles de euros. La única actividad conocida del regulador ha consistido en reprender a los asalariados españoles por cobrar demasiado, mientras auspiciaba la banca que favorece el lavado de millones de euros. También se preocupó de desmarcarse de sus peritos, cuando establecieron el vandalismo en Cajamadrid. El escaso celo institucional conduce al primer banco español cerrado en la crisis. Menos mal que el PP había logrado la recuperación, y recuerden que la situación empeoraría con Podemos, aunque es difícil imaginar cómo.
