La Provincia - Diario de Las Palmas

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Zigurat

¿Podemos o podrán?

La campaña de desprestigio que algunos medios de comunicación españoles han emprendido con el gobierno venezolano, no es sino el eco de los desencuentros que ambos gobiernos mantienen sobre política exterior, con el telón de fondo de las injerencias en la arena política de España. Por no mencionar, aunque tenga mucho peso, la nula sintonía que tienen Rajoy y Maduro, que no se muerden porque están lejos.

Y viene todo a cuento a raíz de que se hicieran públicas ayudas económicas, que según dicen, han ido a parar al movimiento Podemos que tiene al partido en el gobierno de España asustado con las encuestas y la rápida y estudiada ocupación del espacio público, por una formación que apenas lleva en marcha unos años y que no se ha presentado a ninguna votación exceptuando las europeas donde consiguieron un resultado espectacular.

Desde luego, lo que esta en la calle sobre el partido de Pablo Iglesias es reflejo de las informaciones que aparecen un día sí y otro también y no precisamente para alabarlos. Y es una mixtura de política, moral y libertinaje, como dicen algunos; y esto sin llegar al poder... porque los más ignaros sobre el programa de Podemos creen -y esto me recuerda a la legalización del Partido Comunista allá en los setenta del siglo pasado- que cuando gobiernen van a requisar aquellos elementos que se consideren superfluos o inclinados a la usura: algo así como que van a quitar una casa al que tenga dos; un coche al que tenga tres y una cabra al que tenga cuatro.

Mientras se acercan las elecciones siguen ingresando en prisión y conducidos al juzgado políticos o empresarios, sindicalistas o banqueros, próceres de la nación, futbolistas o miembros de la seguridad del Estado y también cómo no, jueces y fiscales, con lo que el panorama estatal no puede ser más desasosegador y débil. Dura campaña nos espera. Y si en el pasado debate del estado de la Nación lo más que se escuchó fue los reproches que se hacían unos a otros con el tema, por enésima vez aventado, de la corrupción, ahora nos va a tocar escuchar lo que no está escrito, amén de ver saltar de un lado a otro a muchos de los que ahora nos gobiernan y no precisamente para terminar un gran proyecto social, sino por cuestiones más prosaicas como el dinero, que no el sueldo, que puede estar a la altura en algunos casos.

Además en las islas se da el fenómeno histórico, propio de pueblos con minoría de edad, con poca autoestima, de que los que se presentan son hijos de padres de hijos que fueron políticos o son políticos y que tienen las puertas de los formaciones abiertas sencillamente porque son lo que no son y sí lo que parecen. Lo importante son las ideas y las políticas que mitiguen tanto desastre, preferentemente que empiecen de abajo arriba, porque cierto es que la vida parlamentaria, política y económica necesita un proyecto que reduzca las desigualdades en educación, sanidad o en dependencia social, porque hasta ahora y si la cuestión no cambia, la política en este país se ha usado para pactar que el bipartidismo, con alguna migaja para los nacionalistas, sea el sistema perpetuo en este país, país del que Alfonso Guerra dijo que no lo conocería ni su madre... y tenía razón.

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